Placebo (I)

Rezos, rituales, pastillas que son básicamente azúcar o cualquier tipo de tratamiento no probado científicamente… todos hemos escuchado una historia sobre cómo alguien alivió su colitis, migraña, lumbalgia o depresión. Sin embargo, al someter el remedio a las pruebas médicas necesarias para garantizar su eficacia, no es posible demostrar que funciona en todos los casos.

Lo que sucede en estas circunstancias es que se atribuye la cura o la sensación de mejoría del paciente a un efecto placebo, el cual ocurre cuando la persona que recibe un tratamiento no comprobado científicamente experimenta cambios positivos.

¿Qué significa que un tratamiento médico esté probado científicamente? Principalmente, que haya reproducibilidad de sus efectos. Es decir, si en una muestra de personas una pastilla quita el dolor de cabeza tensional en 80% de los pacientes, al repetir la prueba deberá tener resultados similares, aunque se trate de personas diferentes.

En los ensayos clínicos, las sustancias placebo suelen ser pastillas, inyecciones u otros medicamentos que en realidad son inertes, es decir, que no tienen medicina (por lo general sólo están compuestos de azúcar o agua), y se utilizan para crear un grupo de control cuyos resultados se compararán con otro grupo de personas que sí está recibiendo un tratamiento médico.

En teoría, tendría que ser sencillo: para probar la eficacia de un medicamento sólo hay que ponerlo a competir contra la sustancia placebo. Eso fue hasta que se empezó a observar el llamado efecto placebo, es decir, personas que mejoraban con las pastillas de azúcar.

Lo interesante es que estar consciente de que se está consumiendo un placebo no necesariamente elimina su efecto. También se han reportado beneficios médicos en pacientes que saben que la medicina que están probando es placebo.

Pero realmente no sabemos qué factores hacen que una sustancia así tenga buenos resultados: ¿en qué tipo de malestares ayuda?, ¿qué personas son más propensas a curarse gracias a un placebo?, ¿qué placebos funcionan mejor y en qué circunstancias?

Por muchos años, no hubo voluntad de la comunidad médica en entender y aprovechar a favor de la salud del paciente los beneficios del efecto placebo. La ciencia tiene pocos años tratando de entender la sugestión.

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JJ/I