Sin resentimiento hacia Tigres

Han pasado dos semanas de la discusión que protagonizaron Tomás Boy y André Pierre Gignac en la cancha del Estadio Akron, en el que cada uno se asumía como el mejor jugador de la historia de Tigres.

Tras superar la marca de 104 goles impuesta por El Jefe ahora que recientemente el francés llegó a 108, la directiva de Tigres planea construir una estatua afuera del estadio El Volcán a manera de homenaje.

Boy señala que no tiene ningún resentimiento por no recibir ningún reconocimiento a su trayectoria, y señaló que le dolió más cuando al final de los ochenta el entonces técnico Carlos Reinoso exigió que se regresara el número 8 que se había retirado como un homenaje.

“Ningún comentario. Esta es una organización nueva (Cemex), no es la misma cuando yo jugué, y tienen derecho hacer lo que quieran. Cuando me retiré, retiraron mi número, pero después un entrenador llegó y dijo que no, porque él lo había usado en otro equipo. Así es cada quien, qué bueno que le hagan su estatua, la verdad es un trabajo sensacional. No es fácil comparar, Gignac ha hecho cosas fantásticas. Yo no invito a nadie (para conocer la historia), los millenials que hagan lo que quieran, pero tengo derecho a estar en desacuerdo”.

Boy recordó que cuando la afición lo reconocía en Tigres, le obsequiaron una placa en referencia a gol que en 1978 le anotó al América en el entonces Estadio Universitario.

“Tengo un gol que la afición me regaló una placa enorme, le llamaron el gol del siglo.  Driblé como a ocho jugadores y meto gol, tipo el de Maradona pero el dribló a cuatro y yo a ocho. La narración es de José Ramón Fernández y Raúl Orvañanos, y dicen: ‘este gol lo firmaría Pelé’. Me da gusto que Gingac haya roto el récord, y lo va poner más adelante si no se lastima, porque es un goleador fabuloso”.