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Lo que un día fue

nostalgia

(Del gr. νόστος, regreso, y algia)

1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos

2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida

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Desde una particular forma que ha afianzado durante los últimos casi 30 años, Quentin Tarantino se ha dado a la tarea de poner en escena historias que entrecruzan su bagaje y gusto cinematográfico con la interpretación de la realidad, logrando casi reinventar varios géneros de cine que en principio parecerían complejos de trastocar.

Después de un par de westerns y de su muy moderna reinterpretación del cine de pandillas de Hong Kong, Tarantino vuelve con una película en la que el elemento más fuerte es la nostalgia a un tiempo que de una u otra forma siempre está presente en su cine, a ese Hollywood de finales de los 60, uno que particularmente sabe cómo manejar.

En esta novena película, nada menos titulada Había una vez… en Hollywood, todo se trata de lo que ya nunca más será; de un par de actores que más que amigos son cómplices de un mismo destino decadente, cada uno desde sus propios entornos sin dejar de estar entrelazados en ningún momento, pasando por el verano del amor en California, por un Los Ángeles y sus viejos estudios en ruinas, hasta una historia trágica de asesinato y fanatismo, el realizador de Tennessee hace desde su irreverente y a veces muy cómica forma, una suerte de contra-homenaje a ese periodo y lugar histórico del cine estadounidense, en el que los elementos fundamentales de la premisa nos llevan en todo momento a intentar recordar cómo era ese tiempo, aunque no lo hubiéramos vivido, en el que los elementos narrativos y sus tácticas dramáticas están siempre abocadas a detallar el pasado según su visión y en las que además en cada momento busca movernos de una circunstancia a otro de los personajes, siempre intentando mantener esos subterfugios evocativos para avanzar en los varios relatos que comprenden la película y que parecen existir casi únicamente para mostrarnos el brutal paso del tiempo en nuestras memorias.

Sin tantos litros falsos de sangre, Había una vez… en Hollywood es una película suficiente, gracias a su extraordinario elenco, al manejo de los gags y puesta en escena dentro del cuadro y en las dinámicas coreográficas de sus actores, con diálogos puntillosos y una resolución digna de ese humo ácido y casi incómodo que tiene el estadounidense, ese humor que en conjunto con el cruce de géneros y el momento que retrata, nos termina dejando claro que esta película se trata de la nostalgia de lo que un día fue, y no volverá a ser jamás, ni para sus personajes, ni para Hollywood, ni para el propio Quentin Tarantino.

@FitoCastmo07

JJ/I