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El espíritu viajero de la música

Recuerdos. Para Aldana, las memorias más presentes de su niñez son de su madre cantando temas de los Beatles mientras rondaba por la casa. (Foto: Especial)

Marlon Aldana tocó por primera vez en el Auditorio Telmex en compañía de Cosa Nostra, un ensamble nacido dentro de la organización la Mafia del Jazz en Okland, California, como acompañamiento de los bailarines Lil Buck y Jon Boogz, en la última edición de Despertares, en julio pasado.

Para este tapatío de espíritu venturero esa experiencia fue un retorno a sus raíces, y una oportunidad para frente a sus paisanos y su familia luego de varios años de ausencia de su ciudad natal.

NTR. ¿Cómo te inicias en la música?

Marlon Aldana (MA). Las memorias más presentes de mi niñez son de mi madre cantando y murmurando canciones de los Beatles mientras rondaba por la casa de arriba para abajo. A pesar de que nadie en mi familia decidió ser músico, siempre hubo música a mi alrededor. Recuerdo ir a escondidas a robarle casetes a mi padre… Pink Floyd, Creedence y The Doors fueron mis primeras experiencias directas con la música, en especial con mi instrumento: la percusión. Recuerdo estar muy joven, quizás 7 u 8 años, al haber escuchado el sonido de la batería en estos álbumes por primera vez y preguntarme “¿qué es ese ruido tan interesante, tan poderoso, tan libre, tan lleno, qué es esto? Sea lo que sea, ¡quiero hacer eso!”. Finalmente a los 13 años de edad es cuando, después de esperar y esperar, recibí mi primera batería, la cual me llevaría hasta donde me encuentro ahora.

NTR. ¿Desde cuándo te fuiste a Oakland y cómo ha sido este cambio de ciudad y de país?

MA. En 2011, en una gira viajando por bicicleta cargando todo nuestro equipo, instrumentos y cosas personales con un grupo llamado The Ginger Ninjas, me encuentro en un festival en el norte de California donde conozco a una mujer el último día de la gira que hace que reconsidere mi vida en México. Después de un tiempo de ir y venir renuncio a mi trabajo como arquitecto y músico en Guadalajara y decido dejarlo todo para mudarme. Aquí es donde empieza mi vida en Estados Unidos. El cambio fue muy drástico, vivir fuera del país donde naciste y creciste, hablando otro idioma, comiendo otra comida, estando lejos de los amigos y la familia es muy difícil. Es otro modo de vida. Se respira un aire muy diferente. En 2013, después de un tiempo de vivir en un pueblo muy pequeño y sin mucho que hacer o dónde tocar decido irme a la ciudad más cercana: Oakland, California. Aquí es donde conozco a una gran comunidad de músicos increíblemente talentosos y es donde me sumerjo de lleno a la música. Oakland me recuerda mucho a Guadalajara, creo que caí aquí por algo. Es un lugar increíblemente artístico y diverso, la comunidad latina está muy presente. A pesar que no estoy en México, aquí me siento como en casa. 

NTR. ¿Cuéntanos sobre el trabajo en la Mafia del Jazz?

MA. Dentro de esta gran comunidad de artistas y músicos con la cual me rodeo, que me inspiran y apoyan incondicionalmente está la Jazz Mafia, una agrupación de músicos fuera de lo común, siempre buscando innovar y ser mejores cada día. Un día recibí una llamada de Adam Theis, el líder de la agrupación, su percusionista no estaba disponible para uno de sus shows y estaba en busca de un suplente. Armamos los horarios y todos los detalles y sería yo el que estaría tocando esa noche en San Francisco. Después de esa experiencia donde lo que mayormente hicimos fue improvisar, experimentar y conectar el uno con el otro, la banda y yo seguiríamos con el contacto y la amistad hasta el día de hoy. 

Al final, no importando donde sea que te encuentres, la familia musical es tan pequeña que nos terminamos conociendo todos y me ha pasado muchas veces que de quien menos lo esperas es de quien te llega la llamada, esto fue justo lo que me pasó con la Mafia del Jazz.

NTR. ¿Consideras imprescindible para un músico cambiar de ciudad para lograr un mayor crecimiento?

MA. Definitivamente. Creo firmemente que el salir y descubrir otras culturas, otros modos de vida, otros lenguajes, otros paisajes, otra gente, otros estilos, otro aire se ve fuertemente reflejado en nuestra musicalidad, incluso en cómo pensamos y expresamos ideas y percepciones de nuestra propia existencia. No tengo ninguna duda de esto. Sigo comprobando día tras día el cómo estar en otra ciudad o país ha modificado y expandido mi manera de sentir el arte y la vida.

Más allá del dolor que ocasiona la distancia con mi familia y con mi México o de la situación política y social en la que nos encontramos en Estados Unidos me siento muy afortunado de que la vida me haya traído hasta aquí. La cantidad de conocimiento que he adquirido gracias a estar en este país ha sido indispensable para mi crecimiento musical. Es fundamental para todo músico descubrir, no sólo el mundo o a las personas a nuestro alrededor, sino descubrir y experimentar otros géneros musicales. Los que más se puedan conocer, escuchar, indagar, compartir, descubrir… creo que de esta forma es como realmente creamos nuestra propia voz y nuestro propio estilo con un sello sonoro particular. Así somos capaces de contar una historia de cada vivencia y de cada vez que nos atrevimos a experimentar algo nuevo o desconocido.

NTR. Formaste parte de Despertares acompañando a Jon Boogz y Lil Buck, ¿primero cómo surge esta colaboración y, luego, qué te pareció el espectáculo en general? 

MA. Es curioso como la vida te lleva a distintos lugares y a veces de regreso a tus raíces sin pensar o sin querer. Esta oportunidad de colaborar y ser parte de Despertares me llegó como una muy grata sorpresa. Adam Theis y Shaina Evoniuk (Jazz Mafia: Cosa Nostra Strings), sin saber que soy originario de Guadalajara, me ofrecieron formar parte de este proyecto y yo acepté sin dudarlo ni un segundo. Mi experiencia colaborando con baile es muy especial, esto hizo que colaborar con Boogz y Buck fuera una experiencia aún más profunda. Explicando un poco mi pasado y relación, al poco tiempo de mudarme a Oakland, se me ofreció formar parte de una compañía de baile flamenco, y es donde por cuatro años me adentro totalmente a descubrir y aprender esta expresión artística, la cual poco a poco me mostraría lo diferente que es a mis experiencias y conocimientos previos. La conexión que se puede llegar a dar entre un músico y un bailarín es increíblemente poderosa y única.

Los dos únicos ensayos que tuvimos con Jon Boogz y Lil Buck demuestra la calidad artística que se encontraba en ese auditorio. Desde el primer ensayo supimos que sería un número muy especial, potente y conmovedor. La manera en que estos bailadores se expresan es única y refleja la dedicación y el amor que le tienen a su arte. 

Sin duda, una de las experiencias más emotivas e importantes en mi carrera.

NTR. Finalmente, ¿cuáles son tus proyectos inmediatos y a un poco más de largo plazo?

MA. Primero que nada creo que uno de los proyectos inmediatos más importantes es obtener mi título como músico y seguir adelante con proyectos en los que me encuentro el día de hoy desarrollándome, creando nuevos caminos y redescubriendo mis orígenes. Creciendo en México siempre estuvo la música del caribe a mi alrededor. Entre los muchos estilos por los cuales navegué, la música afrocubana siempre estuvo presente y tuvo un lugar muy especial en mí. Mi mentor y amigo Samuel Romero siempre me orientó hacia el latin jazz y es hasta hoy que estoy redescubriendo la importancia que tiene para mí y lo mucho que me satisface, su complejidad e intrinsicidad me reta y me enamora cada día más. Mi objetivo es seguir colaborando con artistas que últimamente han estado presentes en mi vida y que me inspiran y empujan a mejorar cada día más en este y otros géneros.

Como artista uno de mis más anhelados objetivos es crear, componer y desarrollar mi creatividad al máximo. Tengo varias cosas en mente, pero sólo son ideas vagas, ritmos, melodías y sueños que sé que poco a poco irán aterrizando y materializándose.

Radiografía

  • Libro que lees ahorita: The practice of practice de Johnathan Harnum
  • Disco que acabas de adquirir (en físico o descarga): Otra Ruta - 8
  • Músico favorito (ejecutante): Antonio Sánchez
  • Pieza favorita: Chutzpan
  • Lugar ideal para tocar: “Claro... ¡el Auditorio Telmex!”
  • Nota musical más difícil de alcanzar: Do5 (C5)

da/i