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Los datos de AMLO

No son iguales, se esmera en decir Andrés Manuel López Obrador para que no se le compare con gobiernos anteriores. Pero no pueden negarse similitudes en algunas prácticas, como la cascada de spots en radio, televisión y redes sociales, previo al primer Informe de Gobierno y, por supuesto, en mostrar puros logros.

Entre el triunfalismo de la frase “No es para presumir, pero soy un hombre de palabra”, que ha sido carne de cañón en redes sociales, y aquella de “Contar lo bueno cuesta”, para disfrazar el exceso en gasto publicitario, no hay mucha diferencia que digamos.

Tampoco puede haber diferencia si, finalmente, acabó haciendo lo que criticaba desde su trinchera de opositor. Esto escribió López Obrador en su cuenta de Twitter en agosto de 2014: “Por salud mental, busquen la forma de protegerse ante el bombardeo de mentiras en la prensa, la radio y TV, en vísperas del informe de EPN”.

Así que, una vez que se instaló en lo mismo, en un primer spot se le ve agradeciendo al pueblo de México por votar por un cambio de manera pacífica. Un segundo promocional, éste en materia económica, resalta que no han aumentado los impuestos ni el precio de las gasolinas, diésel, gas y luz. AMLO añade: “No ha aumentado la deuda pública; lo que aumentó fue el salario mínimo, 16 por ciento, como no había sucedido en 36 años”.

En materia de austeridad, refiere que ya no hay sueldos de 700 mil pesos mensuales, pensiones millonarias para ex presidentes, que no lo cuidan 8 mil elementos del Estado Mayor, que no hay avión presidencial ni atención médica privada para altos funcionarios públicos “que hasta se estiraban a costillas del erario”.

En sus promocionales, el presidente, grandilocuente, saca sus datos y, como es de esperar, todo está requetebién. Sin embargo, suelta afirmaciones sin sustento, como cuando dice que no hay avión presidencial, aunque en realidad sí lo hay, no se ha vendido, está guardado en Estados Unidos a un costo de 14 millones de pesos anuales. Rumbo al 1 de septiembre, no están ausentes sus clásicas acusaciones en contra de los gobiernos anteriores, desde Vicente Fox hasta Enrique Peña Nieto, para responsabilizar de la escalada de la violencia en el país.

“En materia de seguridad, heredamos un México muy descompuesto y maleado. Estamos atendiendo las causas de fondo que originaron el problema y trabajando todos los días para conseguir la paz”, fue el comentario que tuiteó AMLO para presentar el spot sobre seguridad en el que asegura que están trabajando para garantizar la paz.

Al menos no repitió aquella polémica frase de: “Hemos controlado la situación, según nuestros datos”, que dijo en una de sus conferencias de prensa, cuando lo increpó Jorge Ramos y con la realidad del número frío le demostró que los homicidios han ido en aumento en su gobierno.

Mientras AMLO habla del trabajo por la paz, tres escalofriantes hechos son ejemplo del duro golpe de realidad: la masacre en Minatitlán, el 19 de abril, en la que 14 personas fueron asesinadas en una fiesta de cumpleaños; el amanecer del 9 de agosto en Uruapan, marcado por el hallazgo de 19 cuerpos, unos colgados, otros dispersos por las calles, y el ataque de esta semana al Bar Caballo Blanco, en Coatzacoalcos, donde premeditadamente se encerró a la clientela y se le prendió fuego.

Como dice María Amparo Casar, presidente de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad: “Si la información que recibiremos el domingo es inverificable, imprecisa o de plano falsa, el informe no será un informe sino una colección de datos y hechos manipulados intencionadamente para conseguir ciertos fines”.

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JJ/I