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Dar cuentas a los ciudadanos

Volvemos a nuestras colaboraciones semanales, con el ánimo de compartir nuestro punto de vista analítico e incitar a la reflexión de nuestros lectores, de los ciudadanos que también son parte activa en el presente y futuro de la sociedad jalisciense y mexicana.

Parte central de nuestra democracia es la rendición de cuentas, y justo mañana domingo el presidente de la República presentará su primer informe de gobierno ante el Congreso de la Unión, máxima representación ciudadana del país. Al público le dirigirá un mensaje político en el que seguramente presentará los avances que ha tenido en el arranque de su gestión, y esperamos que explique cómo ha cimentado las bases de su proyecto de gobierno. Para los ciudadanos, la pregunta para los gobiernos de la cuarta transformación y de la refundación de Jalisco es qué están haciendo diferente y que contribuya a mejorar la vida de los ciudadanos.

Previo al informe, Andrés Manuel López Obrador mantiene una popularidad muy alta. Siete de cada 10 mexicanos aprueban su desempeño al frente del gobierno. (El Universal 28/08/2019) Hoy por hoy, el presidente tiene mucho a su favor, pero también grandes retos. Para elevar o mantener su legitimidad hace falta que consolide su proyecto de gobierno y vaya convenciendo de que efectivamente está poniendo las bases para que las cosas cambien; poco a poco deben mostrarse algunos avances en lo que respecta a la seguridad de los mexicanos; los proyectos para contrarrestar las desigualdades regionales, sobre todo en el sur–sureste del país, habrán de consolidarse y arrancar. Sin duda, mejorar en forma eficaz la distribución de la riqueza en el país es un desafío enorme, pero si no hay avances en ese rubro poco podrán mejorar las condiciones para que haya una educación de calidad o para que la atención a la salud en las comunidades y centros de salud sea de calidad, y un largo etcétera. Sólo así, primero los pobres, dejará de ser un eslogan de campaña o justificación de un ideal que no se concreta.

Pese a que López Obrador se forjó como dirigente y como político en la participación ciudadana y en la protesta, ya en el poder no acepta los reclamos legítimos de grupos organizados y considera poco relevante atender las diversas expresiones de la sociedad civil. Ha desaprovechado la disposición de los ciudadanos organizados para cooperar con su proyecto de gobierno, para afrontar las necesidades o los problemas que la administración aún no puede atender. Frente a los grandes problemas sociales, la violencia e inseguridad, ante las múltiples carencias que padece el país, el gobierno de México reconoce sus limitaciones, pero actúa con arrogancia, como si no necesitara el apoyo de quienes se han hecho cargo de atender a los sectores más necesitados o vulnerables y han acumulado experiencia en esa tarea.

Donde el asunto alcanza a dar pena es en Jalisco. Aquí los obscuros predominan sobre los claros, primero con la amañada licitación de la contratación de maquinaria; ahora con la creación de una empresa a la que se le da luz verde para comercializar las villas panamericanas, a sabiendas de que la densidad de población afectará la recarga de agua en el Bajío y Los Colomos. Alfaro ha hecho todo para validar permisos y licencias con uso de suelo mixto y no parará hasta obtener los certificados de habitabilidad municipal o cualquier otro permiso que se requiera para concretar el negocio inmobiliario, sin importar los costos ambientales. Si hoy se pusiera a consideración la revocación de mandato, no sé si nos gustaría mantener al gobernador en su puesto.

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JJ/I