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Un nuevo ser humano

Es difícil encontrar hoy en día una escuela de pensamiento que no esté preocupada por el futuro de la humanidad. Este parece incierto, difícil de imaginar frente al temor de que en su lugar aparezca el vacío.

El humanismo clásico y las principales religiones del libro ya no ofrecen las necesarias respuestas a la que parece ser una crisis de identidad de la humanidad.

El primero, se convirtió en academia, en crítica literaria, en universidades, libros y erudición. Las segundas abandonaron a su suerte a los dioses y establecieron enormes aparatos administrativos, pesadas burocracias dedicadas a racionar porciones de cielo e infierno, de castigos, sacrificios, maldiciones, bendiciones y promesas de mejores vidas. Fuera de la realidad terrenal.

Primero el dinero y ligado a él la ciencia y la técnica diseñaron a un nuevo ser humano sin ética ni esperanza. Ávido de riquezas. Superior a los demás seres. Amo de la naturaleza y de los otros seres humanos, no iguales a él, porque él es diferente. Los constantes descubrimientos científicos le ayudan a ensanchar esas diferencias.

El nuevo ser humano se deslumbra con la posibilidad de ser de los primeros en poseer un automóvil de manejo autónomo, sin chofer, que lo conduzca por carreteras y cielos como el rey de la creación que es. Para eso compite y trabaja duro.

Se sueña también como habitante natural de otro planeta. Como viajero frecuente de infinitos viajes planetarios mientras la Tierra perece. Por eso se maravilla cuando la NASA anuncia el lanzamiento de una nueva nave espacial. Se siente partícipe y se embriaga de emoción cuando una sonda terrestre llega a Júpiter o un automóvil recorre la superficie marciana y le transmite imágenes de ese planeta que pronto será habitado.

Se volvió difícil vivir en la Tierra. Aquí hay migrantes y la pobreza rodea las grandes ciudades de inmensos edificios y lujosos cotos. Ni a los migrantes, ni a los pobres, que a veces son lo mismo, les alcanzó el humanismo o las religiones que profesan para arrancarlos de un sufrimiento que se convirtió en su piel.

Ya casi no hay guerras y paradójicamente ni esperanza en un futuro para el ser humano. Cuando mucho, expandiremos nuestra especie a otros planetas.

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da/i