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Las villas de la fantasía

Cada uno de los actores implicados construyó su fantasía. En su momento y con la presión de no aceptar que las villas panamericanas fuesen construidas en las inmediaciones del Parque Morelos, el gobernador Emilio González decidió que se construyeran en El Bajío, con la total complacencia del entonces presidente municipal de Zapopan, Juan Sánchez Aldana, y que secundaron sus sucesores, Héctor Vielma y Héctor Robles, sin tomar en cuenta que es una importante zona de recarga de agua para la ciudad y que se conecta con los Colomos.

La manía de utilizar los fondos de Pensiones se hizo costumbre en la gestión de González Márquez, para lo cual fue necesario modificar la ley de pensiones a fin de que el Ipejal pudiera hacer adquisiciones sin consultar al Congreso. Así se propuso invertir en los proyectos de Chalacatepec y en las villas panamericanas. Las villas quedaron sin que el gobierno de Aristóteles Sandoval tomara una clara determinación sobre qué hacer con ellas y se limitó a señalar que “fueron inversiones de alto riesgo que debían evitarse a futuro”.

El daño al Bajío ya está hecho, ahora el dilema es definir en qué se usan esos departamentos y la opción más apetecible es que se utilicen como vivienda, lo cual alentaría a los inversionistas inmobiliarios a aprovechar para nuevas construcciones, incrementar la densidad de población y afectar esta importante cuenca que es zona de recarga de agua y que debe preservarse a como dé lugar, por los servicios ambientales que presta a la metrópoli y por constituir una zona de protección que inhibiría a los inversionistas inmobiliarios a incursionar en el bosque La Primavera

En un primer momento, el gobierno de Jalisco decide la venta –en mil 500 millones de pesos a favor de Green Life Capital– para recuperar la inversión, devolver al Ipejal el dinero que se tomó prestado, sin autorización de los pensionados, sin considerar que los juicios contra la construcción impedirían su venta. Obviamente la venta no procede porque hay juicios en torno a las villas. (El Diario NTR Guadalajara 3, 4 y 5 de septiembre).

Pablo Lemus, presidente municipal de Zapopan, sobre quien caería la responsabilidad de otorgar licencias para venta, urbanización y permisos municipales de habitabilidad, ha sido enfático en negarlos desde el inicio. Con todo, no puede caer en desacato ante el fallo del Tribunal de Justicia Administrativa.

Alfaro trata de rectificar su posición inicial, favorable a la venta, emitiendo un decreto en el que establece que El Bajío es zona de recuperación ambiental. Se trata de una superficie de 980 hectáreas de las que 315 ya están urbanizadas y en las que las villas sólo ocupan 16. Sabemos por experiencia que sin voluntad política no hay decreto que se respete. Mientras, se mantiene latente la tensión entre quienes están en pro de dar uso habitacional a las villas y quienes se oponen, sin saber a ciencia cierta qué uso se les puede dar antes que demolerlas.

Lamentablemente el daño a la ciudad, al Bajío y a La Primavera está hecho. Las soluciones no dejan de ser parches o remedios que empeoran los costos económicos, ambientales y políticos. Como quiera la moraleja es que se debe planear con tiempo, a largo plazo y calculando lo que decisiones importantes dejen como beneficio a la ciudad.

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da/i