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Tristeza

Hubo quejas constantes (casi históricas) en el Parlamento abierto, foro para reforzar la propuesta de Ley de fomento a las industrias culturales y creativas, realizado en Puerto Vallarta el viernes: no hay apoyos, no baja la información de apoyos, se necesitan más fondos para artistas, bla, bla, bla.

Llegaron a mi mente las reuniones con artistas y actores de la cultura durante las campañas electorales para gobernador de Jalisco en 2012 y 2018 en las cuales estuve presente, que básicamente se resumían en “quiero trabajo”.

La situación de los sectores artísticos es lamentable, triste, patética. Hay un fantasma que recorre el discurso de una buena parte de los creadores: “El gobierno debe apoyarme porque son talentoso y soy de aquí” y al ser cuestionados si conocen las leyes que rigen la cultura, sus reglamentos, si saben cómo se llenan formatos de convocatorias o se hacen carpetas de proyectos, lo ignoran. Hay artistas que prefieren el mecenazgo, que un empresario les pague por pintar, hacer una obra de teatro o una escultura, aunque contravenga sus ideales. He visto artistas que crean sus versiones de caballos porque se las pagan y se las pagan bien.

Afortunadamente hay una nueva generación de creadores que entiende la importancia de crear modelos de gestión con alianzas con la iniciativa privada, que deben profesionalizarse en temas de administración, contabilidad, mercadotecnia y hasta asuntos de exportación, embalaje, seguros o intercambios con artistas o instituciones de otros países para mantener su dinámica creativa. A eso debe apostar una ley sobre la creación, a generar modelos donde el gobierno deje de pensar que las becas y los fondos son la forma de apoyar a la cultura, cuya concepción debe ser amplia, no sólo de artesanía o bellas artes.

En mesas de diálogo con diversos sectores de la música he descubierto con tristeza cómo se desestima saber de asuntos de negocios, de concebir un grupo o carrera artística como una empresa, cuando el producto intangible también se vende y puede venderse bien con valores agregados al talento o la habilidad artística. La creatividad también debe aplicarse a las formas de hacerse llegar ingresos sin renunciar a la honestidad estética, ética y moral del artista.

Francisco Toledo falleció el 5 de septiembre. El artista plástico siempre se rehusó a seguir esquemas del star system y ganó mucho dinero por su obra artística, el cual invirtió en su comunidad, con la que se comprometió al grado del activismo, creó talleres, intervino Oaxaca para que se viera colorida, viva. Oaxaca va a empezar a sentir su orfandad en breve, ya no tendrá quien la cuide con ese amor y compromiso. Es curioso, la mayoría de los artistas ni siquiera pueden ver por sí mismos, no hay muchos Toledo a la vista, qué tristeza.

@tuamigoFranco

da/i