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De oficio corrector, apuntes

Después de que estalló la huelga en Siglo 21 me quedé dos meses sin trabajo, hasta que a principios de febrero de 1999 se abrió una posibilidad en El Occidental. Entré como corrector y al cabo de algunos días ya tenía sueldo y nombramiento como jefe de la sección, sólo que abandoné el puesto recién cumplido un mes. Las causas de mi decisión fueron las excesivas restricciones, el modo subordinado y estratificado de las relaciones y la propia inercia de una empresa estancada y vieja. Los que trabajamos en una redacción libre como la de Siglo 21 y llegamos a El Occi nos encontramos con un retroceso difícil de asimilar.

El trabajo de los correctores en El Occidental era visto con desprecio por sus editores. Se corregía únicamente en una especie de WordPerfect para DOS y sólo las planas principales se revisaban en una impresión de prueba dura. Los correctores, por tanto, desconocían los más elementales signos de corrección y no estaban familiarizados con un manual de estilo o cualquier lineamiento que guiara su proceder ante los textos.

Cuando el anterior encargado de la sección –que trabajaba como almacenista por las mañanas– me mostró un intento de manual, lo tomé y creí que iba a deshacerse en mis manos: era un hatillo de hojas amarillentas totalmente inservibles y con reglas obsoletas para una trabajo de corrección pretendidamente profesional. También aquí, como en los primeros días de la segunda época de Siglo 21, el equipo de correctores era una mezcla extraña de segundos oficios, y si acaso alguno provenía de Letras no se distinguía de los otros por su sapiencia ni por su disposición para mejorar el estado de las cosas.

Ante la imposibilidad de cambiar –por imperceptible que fuera– el modo de trabajo, y ante una imposibilidad mayor, la de capacitar al personal, aunado a la desazón que me causaba un sistema prácticamente carcelario, decidí abandonar el periódico de buenas a primeras y sin avisar. Nunca me arrepentí de haber tomado esa decisión.

Un mes después, en abril, me invitaron a trabajar en el semanario El Periódico de Jalisco para encargarme, una vez más, de la sección de corrección. El personal del nuevo medio de información estaba integrado por ex trabajadores y huelguistas de Siglo 21, así que la adaptación fue muy fácil y hasta cierto punto grata.

@LibracoFP

JJ/I