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El maestro

No habría que citar a nadie para esta columna, ni siquiera a Octavio Paz, porque al parecer borró cualquier cosa que había escrito sobre él. Quizá a Angélica Abelleyra o a Ernesto Lumbreras, verdaderos maestros en el arte toledano, aunque supongo que ellos también saben que no hace falta citar a nadie, porque Toledo, antes y hoy, en ausencia, no necesita a nadie para probar nada. Su fuerza está. Su creatividad ahora vuela como papalote arriba de nosotros, planeando sobre sus espacios en Oaxaca y renovando, esperemos, ese espíritu ecologista que nos urge.

Desde el viernes he escuchado la misma pregunta: ¿y ahora quién suplirá al maestro? ¿Quién continuará su labor en la gráfica y en la pintura? ¿Quién promoverá y creará espacios culturales? Nosotros. Eso nos ha tocado a todos desde siempre, pero si la ausencia de Francisco Toledo nos vuelve más activos, entonces su trabajo realmente habrá funcionado. El maestro sabía que no tiene ningún sentido comenzar algo que la simple muerte apagara, algo que no pueda continuarse. Su legado está vivo, y es tarea de todos los que lo admiramos, inmiscuidos en las artes, crear más fuerte que nunca.

Toledo es el maestro que supo dotar de carácter contemporáneo a los soportes tradicionales, a la pintura, la escultura y la gráfica, en un circuito cada vez más cercado por las rupturas a estos medios. Pero también sabía algo de la libertad y de las infinitas oportunidades creativas que surgen en los lindes de la técnica, en sus quiebres. Fue un artista de todos sus tiempos y valoraba cada etapa. Una de sus últimas piezas –crear papalotes con los rostros de los 43 desparecidos de Ayotzinapa y volarlos para orientar a sus ánimas y exigir su regreso– es una pieza en acción que no sólo remite a su tradición cultural y pictórica, sino también utiliza los medios necesarios para expresar su idea. La pintura es sñolo el medio, no un todo. Esa es otra lección que nos dejó Toledo, la de la búsqueda continua. “No creo que sea un hombre que me haya propuesto algo en toda mi vida; han salido como han salido las cosas; han salido accidentalmente. Todo ha salido involuntariamente.” Cito entonces a Francisco Toledo.

@doloresgarnica

JJ/I