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Dulce tradición del sur de Jalisco

A mano. La elaboración de los tamalitos de tamarindo es artesanal, sin conservadores con un proceso minucioso e inocuo. (Foto: Grisel Pajarito)

Con alrededor de 20 años de sabor, los tamalitos de tamarindo deleitan los paladares de todo el país y se han convertido en una tradición de Tolimán, Jalisco.

Los dulces elaborados por la familia Nava, en la empresa Dulces de Tamarindo Doña Sofía, también han llegado a otros países como Estados Unidos, Italia e Inglaterra, gracias a que los paisanos los llevan para regalar.

Genoveva Nava, directora general de la compañía, explicó que esta golosina o postre es único en México y que el clima cálido, al estar cerca del estado de Colima, les permite aprovechar el tamarindo de la zona.

“Elaboramos los dulces con la receta de mi mamá, que era doña Sofía. Ella, hace como 30 años que la empezó y sus hijos seguimos la tradición, lo hacía en pequeño y nosotros crecimos la empresa”, contó Genoveva.

Son tres sabores: uno es tipo mermelada, otro tipo pellizco y otro de tamarindo con ciruela que son envueltos en hoja de maíz y, según el tipo de relleno, es el color del listón con el que lo amarran.

El de mermelada es verde; el tipo pellizco, rojo, y el de ciruela, anaranjado, pero todo de la misma hoja de maíz, solo la tiñen para identificarlos.

La elaboración de los tamalitos de tamarindo es artesanal, sin conservadores con un proceso minucioso e inocuo.

“Lo único que hacemos en una máquina especial es el cocimiento del tamarindo, pero todo lo demás es a mano. Iniciamos con un cazo que nos prestaron, luego en una expo compramos uno y como se nos hacía pesado, buscamos la manera de hacerlo de otra forma que fuera más ligero. El tamarindo se pela a mano, se lava y se procesa, y el último paso es ponerlo a la venta”, detalló la directora general.

La empresa es familiar y de esta forma se reparten las tareas para que puedan cumplir con los pedidos que les hacen incluso de otros estados.

En Doña Sofía hacen 50 tamalitos para poderlos trasportar, pero en el pueblo, si alguien les va a comprar, es como lo pidan, a partir de una pieza. También hacen presentaciones especiales en canastitas, platos o cajitas.

Los tamalitos de tamarindo se envían a Torreón, Mazatlán, Puerto Vallarta, Ciudad Guzmán, Tecomán y Colima, mientras que a Estados Unidos, Inglaterra, Italia y Canadá han llegado por terceras personas, aunque esperan poder exportar a diversas naciones.

Cada pieza pesa alrededor de 30 gramos, lo que hace llamativa la presentación.

“La imagen que tenemos debe ser no tan grande para que se vea curiosito y bonito; la hoja debe ser blanca y tenemos cuidado de que sea suave. La materia prima la adquirimos en la región, todo de calidad, porque nos debemos a nuestros clientes”, enfatizó Genoveva Nava.

La producción mensual actual es de unas 11 mil piezas y colaboran alrededor de ocho personas.

Curiosidad. Cada pieza pesa alrededor de 30 gramos, lo que hace llamativa la presentación.
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La directora manifestó que pretenden seguir su crecimiento porque tienen gran demanda; además, tratan de que el producto salga lo más fresco posible; “no nos gusta tener en bodega porque es un producto natural y según la demanda es lo que producimos”.

“No hemos crecido mucho, no como quisiéramos, porque somos una empresa familiar, pero sí esperamos crecer el mercado y a nuestros colaboradores”.

En Tolimán sólo hay una persona que también hace mermelada de tamarindo, pero no les representa competencia porque los clientes finalmente regresan.

“A veces se dejan llevar por lo más barato, pero luego nos dicen que les gustan más nuestros dulces, tienen mejor calidad. En Tolimán hay mucho tamarindo, pero es una variedad pequeña; además, un hermano tiene una huerta con tamarindo grande y prácticamente le compramos toda la cosecha y si nos falta, lo conseguimos en Colima, que nos queda a hora y media”.

En durante las fiestas de agosto cuando llegan muchos turistas y compran los tamalitos. En diciembre, enero y Semana Santa hay personas que lo piden mucho. Incluso quienes viven en Puerto Vallarta y Mazatlán lo compran, pues a los visitantes a aquellos puertos se les hace llamativo y sabroso.

En Tlaquepaque está la tienda Nuestros Dulces, donde los bautizaron como tolondrones, aunque se les identifica más fácil como tamalitos de tamarindo. “La presentación en hojas de maíz no les cambia el sabor, pero es la presentación y lo que los identifica, de ahí el nombre”.

CIFRAS

11 mil piezas al mes se fabrican

8 personas participan en la empresa

3 presentaciones de tamalitos de tamarindo

“La materia prima la adquirimos en la región, todo de calidad, porque nos debemos a nuestros clientes”

Genoveva Nava, directora general de Dulces Doña Sofía

JJ/I