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Propondrán organismo para manejo de drenaje

EL PAN DE CADA LLUVIA. Cada temporal trae afectaciones a diversas partes del Área Metropolitana de Guadalajara. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

Construir una nueva institución que se encargue de manejar toda la infraestructura, pero además de las políticas públicas de manejo del territorio con visión de cuenca para conservar el estado natural de ríos y cuerpos de agua, y gradualmente reducir el impacto de las lluvias en Guadalajara en la zona urbana consolidada, es el objetivo de un esfuerzo que coordinan el Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Jalisco (CICEJ) y académicos de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Para el efecto se estableció una mesa de trabajo a partir de cuatro expertos con diferentes puntos de vista sobre el tema: Luis Valdivia Ornelas, geógrafo especializado en desastres urbanos; Arturo Gleason Espíndola, hidrólogo con énfasis en reúso de agua y recarga; Enrique Dau Flores, empresario y ex responsable de áreas gubernamentales relativas al sector hídrico, y Fernando Rueda Lujano, hidrólogo y ex funcionario de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

VOZ DE EXPERTOS

Los cuatro discutieron el problema en el CICEJ e invitaron a NTR a registrarlo. Parten de datos duros: al menos hay 120 puntos anegables en la zona que administra el Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Siapa), quizás 300 en toda la metrópoli, un problema creciente que denota un manejo muy deficiente del territorio para construir una ciudad más peligrosa que nunca para el habitante que se desplaza en sus calles o que habita los puntos bajos de las cuencas, o en contraste, quien ocupa sin regulación gubernamental cuerpos de agua, corrientes superficiales, zonas de deslizamientos y otros accidentes topográficos. Las pérdidas patrimoniales y las pérdidas de vidas humanas es el resultado.

“Yo resumo la política hidráulica en dos aspectos: entubar para sanear y para conducir el agua, esa ha sido la receta, y como la ciudad creció de abajo hacia arriba, nunca se consideró que en la medida en que las normas de ocupación del suelo se replicaran a las partes altas, el problema de las partes bajas crecería; y eso es lo que estamos afrontando, las zonas inundables son cada vez más recurrentes y el riesgo crece”, señala Valdivia Ornelas.

Para Gleason Espíndola, es esencial “que transitemos a la digitalización del agua; que se incorpore toda la tecnología disponible para construir un sistema de información que no solamente aporte registros de cómo llueve o cómo escurre el agua, sino que se puedan establecer modelaciones que permitan tomar las decisiones pertinentes”.

“Las empresas inmobiliarias deberán aprobar un examen en el que su proyecto realmente resuelva totalmente los impactos hacia la cuenca baja. Debemos generar una ciudad sensible al agua como sucede en muchas de las grandes urbes del mundo y es necesario primero programar las inversiones en ese sentido antes de hablar de las soluciones finales, de la infraestructura de regulación y de conducción necesarios, pues de este modo la inversión pública y privada tienen más sentido y resuelven los problemas reales”, añade.

Para Dau Flores se trata de un problema histórico por el cierre o el estrangulamiento de los cauces naturales bajo la premisa de que la infraestructura de colectores todo lo resolvería. Un segundo error fue permitir que el drenaje de aguas negras se mezclara con el pluvial. 

La alteración histórica es tal que se modifica incluso el volumen de agua que circula en las cuencas al trasvasar de una cuenca a otra, secunda Rueda Lujano. 

“Históricamente se tomó la decisión, que ahora resulta totalmente problemática, de hacer varias transferencias de la cuenca del río San Juan de Dios hacia la cuenca de Atemajac; son tres puntos por los que se canalizaron hasta 140 metros cúbicos por segundo y con el tiempo damos con la evidencia de que Atemajac no tiene esa capacidad, y más con los problemas propios que vive desde su cuenca alta, por eso no se han podido resolver los problemas desde Plaza Patria hasta Federalismo”, explica. 

Sin embargo, recuerda Rueda Lujano, en esta problemática no siempre hay que impulsar nuevas alternativas, ya que tanto el Código Urbano como la ley estatal del agua ya prevén que se controle localmente al problema del agua, a nivel de cuenca y de predios.

“El artículo 86 bis de la ley del agua establece la obligación de los desarrolladores para establecer sistemas de control total al interior de cada fraccionamiento, me parece que es una de las pocas legislaciones del país con ese componente y habría que saber si el Siapa ha podido ejercerlo a plenitud con los nuevos desarrollos inmobiliarios, pero queda claro que debería establecerse como un principio”, considera. 

Valdivia Ornelas apunta que la situación de las cuencas urbanas y sus alteraciones refleja que no hubo diseños reales para lluvias: “Se dio un cambio total, se arrasaron las condiciones naturales. Urge ahora recuperar el control de la escorrentía sobre todo en las partes altas. Las partes altas están llenas de centros comerciales con infiltración cero, naves industriales, estacionamientos; la mayor parte de la superficie está impermeabilizada. Parece que todavía no entendemos realmente cuál es el problema que nos está generando el tema de las inundaciones”.

UN ÁREA NUEVA 

Ante este panorama, Dau Flores considera importante establecer “un área técnica especial que conozca el tema, distinta al Siapa”, y que se encargue de aterrizar la planeación y de hacerla obligatoria, más allá de los problemas habituales de las competencias municipales, que suelen ser dolor de cabeza para manejar las cuencas.

Desde ahí, remata Rueda Lujano, se emanarían lineamientos sobre cómo construir infraestructura de retención, “desde acciones como las que menciona Gleason para medir, hasta elementos como la enseñanza del diseño con base en manuales técnicos (…) debemos definir la capacidad con la que se maneja el agua de una tormenta en un cauce contra la capacidad con que se diseñan los colectores; los colectores por cuestiones económicas se diseñan con 10 años de periodo de retorno, pero un cauce debe tener por lo menos 10 veces más, 100 años; debemos hacer una revisión de este tipo para privilegiar ese tipo de acciones, pero también lo que no es estructural, la labor preventiva de la que habla el maestro Valdivia”.

La idea es que tanto el colegio como la universidad patrocinen el esfuerzo y derive en una propuesta formal al Ejecutivo y a los legisladores de Jalisco en el corto plazo. “El esfuerzo vale la pena ante el tremendo problema de los impactos que ocasionan las lluvias caño con año”, subraya Dau Flores.

Cinco temas a atender

 La ausencia de una red de medición de las lluvias. Ese problema es más grave que en el pasado, porque la Conagua ha abandonado el mantenimiento de la red hidrométrica local y a nivel nacional

 Culminar el conocimiento del territorio. Es primordial definir zonas de recarga de agua, zonas bajas inundables, anchura de las escorrentías y zonas donde se puedan dar procesos naturales o inducidos de desastre, de manera que esos espacios queden libres de construcciones

 La definición técnica de la infraestructura con base en impactos acumulados. No se puede pretender que no haya inundaciones si los colectores de las partes bajas son iguales a los de las partes altas, dado que reciben el agua de todos los afluentes

 Aplicar la ley y exigir a todos los fraccionadores que su manejo del agua genere un impacto cero. El objetivo es que no agreguen un solo litro más a la cuenca del que ya bajaba antes de transformar el territorio

 Dar dientes a una nueva institución de manejo de drenajes y cuencas. El propósito es que la omisión de sus normas y dictámenes sea sancionada con todo el peso de la ley, incluidas multas y la obligación de corregir las obras defectuosas a cuenta del responsable

“Las partes altas están llenas de centros comerciales con infiltración cero, naves industriales, estacionamientos (…) Parece que todavía no entendemos realmente cuál es el problema que nos esta generando el tema de las inundaciones”

Luis Valdivia Ornelas, geografo especializado en desastres urbanos

JJ/I