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Niñez Migrante

Si existe una población poco visibilizada en la migración son los niños y niñas migrantes; algunos emigran con su familia, otros viajan solos. De acuerdo con la Organización Mundial de las Migraciones, para 2017 había aproximadamente 36 millones de niños migrantes. En 1959, las Naciones Unidas aprobaron la Declaración de los Derechos del Niño, pero es hasta 1989 cuando se emite la Convención de los Derechos del Niño, obligatoria para todos los países que la ratificasen. En la página de UNICEF (www.unicef.es) encontramos la historia, los derechos específicos de los niños y niñas, destaca la referencia en dicha página que, excepto Estados Unidos, todos los países han aceptado esta convención.

Estados Unidos ha enfrentado varias “crisis humanitarias” relacionadas con la niñez migrante; la primera reconocida como tal por el presidente Barack Obama, en 2014, fue cuando diversos medios de comunicación y organizaciones civiles daban cuenta de los miles de niños migrantes de Centroamérica que viajaron solos para llegar a Estados Unidos. Fueron capturados y llevados a los centros de detención de ciudades fronterizas, principalmente en los estados de Arizona y Texas. Se denunciaban las condiciones de hacinamiento, así como la falta del debido proceso en las deportaciones. La demanda principal de las organizaciones civiles era la reunificación familiar, cuando fuera posible, y otorgarles el estatus de refugiados.

En 2018, miles de familias migrantes procedentes de Centroamérica fueron detenidas en la frontera sur de Estados Unidos, separando a niños y niñas de sus padres y llevándolos a lugares improvisados, también en condiciones de hacinamiento y con deficiencias en el cuidado de los mismos, así como en el proceso de deportación, de acuerdo con lo expresado por organizaciones civiles y documentados en medios de comunicación, como consecuencia de lo que el presidente Donald Trump llamaba tolerancia cero a la migración.

Sin embargo, no sólo Estados Unidos está violentando los derechos de los niños y niñas migrantes; inclusive en México, que hemos ratificado la Convención de los Derechos del Niño, no hemos logrado un ejercicio pleno de estos derechos. Reconozco los esfuerzos que realizan algunas instituciones gubernamentales para atender a los niños y niñas mexicanas deportadas, toda vez que existe un protocolo para ayudarlas a reubicarse con su familia, pero creo que tenemos una agenda pendiente con los niños y niñas migrantes que provienen de otros países para transitar por México y llegar a Estados Unidos.

No podemos dejar de advertir lo que sucede con los gobiernos de los países de origen de la niñez migrante; poco se alude a este tema y a la responsabilidad que tienen los gobernantes en la expulsión de su población y la falta de apoyo de ellos a sus connacionales en países de tránsito y destino. Los migrantes en general y específicamente los niños y niñas están huyendo de la violencia, ya sea causada por el crimen organizado o intrafamiliar, aunada a la desprotección completa de las instituciones de su país.

Me pregunto qué pasa en la cabeza de los gobernantes de Guatemala, Honduras y El Salvador, por sólo mencionar los principales países de origen de esta población migrante en tránsito que cruza por México para llegar a Estados Unidos. ¿Qué gobierno abandona a la población que será el futuro de la nación?, aquélla que debería de ser la más protegida, porque es la que podría construir un mundo mejor para las generaciones venideras; o está dejando el mensaje que los niños y niñas del presente no importan, son parte del presente ignorado, olvidado, pero que reclamará el lugar que le fue arrebatado de la sociedad.

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JJ/I