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Difunden cartas inéditas de Miró

Correspondencia. Los diálogos van desde regaños hasta angustia y emoción. (Foto: Especial).

El libro Pierre Matisse & Joan Miró. Ouvrir le feu. Correspondance croisée, 1933-1983 (L’Atelier contemporain), de la historiadora Élisa Sclaunick, reúne la totalidad de un epistolario imprescindible para documentar la historia del arte del siglo 20, enriquecido con cartas inéditas del escritor Jacques Dupin, el marchante Pierre Loeb y André Breton. 

De acuerdo con el diario El País, el ejemplar recién publicado, Pierre Matisse (1900-1989), hijo de Henri Matisse, fue el marchante neoyorquino de Giacometti, Dubuffet, Chagall, Balthus o Tanguy, pero, sobre todo, fue galerista y uno de los amigos más fieles del pintor español Joan Miró (1893-1983). 

Se trasladó a Nueva York en 1924, huyendo de un matrimonio insensato y de la ira de su suegro, y en Estados Unidos se asoció con el galerista Valentin Dudensing, para quien trabajaba como ojeador en París y en abril de 1934 logró los derechos exclusivos de Miró para Estados Unidos. 

“Usted, hijo de un gran pintor, sabe mejor que yo lo que representa la vida de un artista, y usted ha sido testigo de la vida de lucha y más tarde de su formidable éxito”, le escribió Miró, quien le cedía tres cuartas partes de su producción de un año a cambio de una paga mensual, compartida con Loeb, de poco más de 900 euros. 

“Mi obra creo que te transportará a un mundo de real irrealidad”, son parte de las confidencias del pintor a Matisse, aunque también lo regaña por retrasos en la paga: “Si no cobro regularmente, no puedo vivir”, e incluso, años después, endurecido por años de penuria, da un ultimátum a sus dos marchantes, Matisse y Loeb, cuyo reto solo aceptó el primero. 

En la correspondencia se narran momentos agónicos, como la fuga de Miró a París durante la Guerra Civil (asesinato de su cuñado y la quema de la capilla de su masía en Mont-roig) y el impacto de la contienda en su pintura: “Estamos viviendo un horrible drama que dejará profundas huellas en mi mente... Todos mis amigos me aconsejan que me quede en Francia. Si no fuera por mi mujer y mi hija, yo regresaría a España”. 

JB