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OCDE reflexiona sobre #FuturoDelTrabajo

Ayer tuve el honor de participar en un evento organizado por la OCDE para reflexionar sobre el futuro del trabajo en el Centro de Innovación y Desarrollo de ANUIES en la Ciudad de México. 

El evento estuvo encabezado por Anthony Gooch, director de asuntos públicos y comunicaciones, quien vino desde la sede del organismo internacional en París, y por Roberto Martínez, quien dirige la oficina de la OCDE en México.  

Al iniciar la jornada, Anthony hizo la observación de que la OCDE, que siempre ha sido un referente de conocimiento de buenas prácticas de política pública, está cambiando para adaptarse a los tiempos. Esa transformación implica escuchar más a todos los actores de la sociedad y realizar campañas de comunicación como la de #YoSoyElFuturoDelTrabajo en el marco de la cual está el evento de ayer. 

¿En qué consistió el evento? Se convocó a un grupo de más de 100 personas de distintos ámbitos (educación, gobierno, empresa) a las que se invitó a elegir uno de cuatro temas de reflexión respecto al futuro del trabajo: impacto de la digitalización, protección social, habilidades y calidad del trabajo. 

En cada uno de estos temas se organizaron mesas de trabajo dinamizadas por varios moderadores. A mí me invitaron a comoderar una de las mesas vinculadas a la temática del impacto de la digitalización en equipo con Andrea Escobedo, líder de asuntos gubernamentales y regulatorios en IBM México. 

Arrancamos exponiendo el problema con cifras de la OCDE que describen lo que está pasando como, por ejemplo: 60 por ciento de los empleos en México tienen un riesgo alto o significativo de automatización y 31 por ciento de las empresas tiene dificultades para encontrar las habilidades que requieren. 

Con la ayuda de varios ejercicios, las más de 25 personas que pasaron por nuestra mesa fueron identificando los principales retos, soluciones y actores involucrados. Es increíble cómo la inteligencia colectiva bien guiada puede llegar a conclusiones interesantes y útiles. 

El reto más grande que se identificó fue el desalineamiento que hay entre las habilidades digitales que están necesitando los empleadores y las habilidades digitales que las instituciones educativas están enseñando. Hay una desconexión clara entre oferta y demanda de talento en México. 

Se identificaron tres actores clave para actuar sobre este reto. Primero, los empleadores, las empresas, quienes pueden vincularse más con las instituciones educativas para trasladarles su visión de lo que necesitan e invertir en sus propios modelos de educación superior. Segundo, las instituciones educativas, que deben entender mejor lo que demandan los trabajos del futuro y adaptar sus programas y capacitar a sus docentes. Tercero, los propios trabajadores, quienes deben tomar las riendas de su propio programa de aprendizaje que ahora dura toda la vida, y también los sindicatos que deben revisitar su misión de proteger a los trabajadores que representan en esta nueva realidad. 

Llama la atención que el gobierno como actor no fue mencionado como prioritario para actuar sobre este reto, lo que puede indicar que la inteligencia colectiva no tiene mucha esperanza respecto a que el cambio vaya a venir de una secretaría o el Poder Legislativo. 

Siempre he pensado que una buena política pública educativa tendría que facilitar que emerja la innovación educativa desde las instituciones de educación. Marcar ciertas pautas y luego dar autonomía para que cada centro educativo cumpla con los objetivos de aprendizaje a su manera, de acuerdo con su contexto. Como dice la máxima de liderazgo: lead the way and then get out of the way! 

Ojalá estas reflexiones que invita a hacer la OCDE se traduzcan en buenas prácticas que los distintos actores en México escuchen y adopten para que nuestro país triunfe en las nuevas oportunidades que traerá la tecnología para el futuro del trabajo. 

Twitter: @ortegarance

jl/I