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Medios, coronavirus e histeria colectiva

En días pasados, a raíz del brote del coronavirus, se experimentó en el país un episodio muy cercano a la histeria colectiva. Un grupo numeroso de personas presas de pánico agotó las existencias de aerosoles antivirales, gel antibacterial y dispositivos cubrebocas, acicateado por las noticias alarmantes difundidas por los medios de comunicación, en particular algunos diarios de circulación nacional que anunciaban los efectos catastróficos que el arribo de la enfermedad provocaría entre la población mexicana, convirtieron a las redes sociales en un verdadero reservorio, en las que circularon infinidad de mensajes con una gama de versiones, que iban desde elucubraciones conspirativas hasta recetas caseras para evitar el contagio. Sin embargo, casi todos coincidían en el tono de pánico ante la letalidad de la amenaza viral. El apocalipsis, pues. 

Basta revisar las portadas de los diarios para encontrar la fuente de estas reacciones. “Pandemia en puerta” es el titular de Milenio en su edición del 25 de febrero y días después “Reporta Ssa caso preliminar de coronavirus en la CDMX”. “Sufre industria por coronavirus”, “Alertan por coronavirus”, “¿Coronavirus? Ni guantes hay en los Civiles” son el tipo de notas que ilustran las portadas de Mural. Mención especial la merece la portada de Reporte Índigo, en la que un agente de coronavirus en llamas está a punto de caer sobre las cabezas de una multitud de cerillos. La imagen es aterradora. 

El clima alarmista ha incidido también en la polarización política por la que atraviesa el país. Críticos del gobierno actual llevan el agua a su molino. Loret de Mola escribe que “una protesta de batas blancas se gesta contra el gobierno del presidente López Obrador”, pues consideran que “los están poniendo en peligro de muerte”. Por su parte, León Krauze presagia que “la explosión de un contagio mayúsculo en México podría significar una genuina crisis nacional que exigiría capacidad inmediata de gobierno”. Marko Cortés, presidente del PAN, declaraba: “El coronavirus es algo para lo que no estamos preparados, necesitamos medidas contundentes, preventivas…”. Hasta la iglesia ha cedido a la presión alarmista y ha suspendido el apretón de manos, en el saludo de la paz de su liturgia. 

Harold Lasswell, uno de los pioneros en la investigación de la comunicación de masas, señalaba que la función primordial de los medios de comunicación era la de la “vigilancia del entorno”. Es decir, la transmisión de la información oportuna, verídica y lo más completa posible, de los eventos que enfrentaba la sociedad para que los ciudadanos tuvieran los elementos necesarios para dar una respuesta adecuada frente a ellos. Norbert Wiener, padre de la cibernética, decía que la única manera de reducir la incertidumbre (entropía) era suministrando información. Resulta obvio que con relación al problema del coronavirus, los medios de comunicación estuvieron muy lejos de ajustarse a estos preceptos. No solamente no actuaron para contrarrestar la oleada de histeria provocada por el miedo y la incertidumbre, sino que, en algunos casos, la incentivaron. 

La estridencia mediática y la histeria no se justifican, habida cuenta que desde el primer momento el gobierno federal ha informado con oportunidad sobre el desarrollo de la epidemia, tanto en las mañaneras como en la conferencia diaria por parte del equipo especializado. No es momento de atizar la crispación, sino de enfrentar de manera solidaria los riesgos que entraña el arribo de esta nueva enfermedad viral. Toca a los medios asumir su responsabilidad.

 Twitter: @fracegon

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