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Todas faltamos 

Este 2020 será disruptivo en cuanto al tema de los derechos de la mujer y la violencia contra ella debido a la convocatoria al paro nacional del 9 de marzo #UnDíaSinNosotras. Será indicativo de que las mujeres se defienden a sí mismas y que ahora sí hicieron eco en la agenda pública y privada. 

Conforme pasan los días más organizaciones públicas, privadas y familiares se van sumando, con cuentagotas, pero van avanzando, y eso hace que mi pecho se hinche de emoción. También me ha tocado escuchar otras voces de mujeres u hombres que no lo entienden, que dicen que sí, pero aún no les cae el veinte del porqué no debes hacer nada ese día. Y lo digo porque cuando les preguntas por qué no quieren parar, sus respuestas son pretextos, son justificaciones, son costumbres, desde mi opinión. 

La premisa con la cual partimos es simple: imagina que ese día no estás, que por una acción en contra de tu voluntad no te encuentran porque te desaparecieron o porque te mataron. Es cruel, es crudo, y aunque alguien piense que es exagerado, en estos tiempos no lo es. Se convierte en nuestra realidad, y la que están viviendo los familiares de las mil 77 mujeres desaparecidas, según los datos de la Fiscalía Estatal, o de la niña, la joven o la mujer adulta que desaparece cada tres días. 

Todas faltamos, todas debemos hacernos invisibles para que todos entendamos que hay que buscar que esto cambie, que no está bien seguir con estos datos alarmantes o con normalizar lo que es anormal. 

Este domingo marcharé y al día siguiente pararé para que me vean, para que noten que falto, para que mi familia se dé cuenta qué pasaría si un día ya no estuviera, y sobre todo para recordarme a mí misma el camino que hace falta por recorrer. Las luchas que me hacen falta librar en lo personal por mi condición de mujer, lo que quiero cambiar en el otro y en mi entorno. Este lunes reflexionaré sobre lo que no he visto a lo largo de mi vida, sobre lo que me he acostumbrado, lo que me han enseñado, lo que he aguantado, y que por lo mismo he normalizado. 

Y también lo haré por sororidad, para que juntas como colectivo demostremos nuestra fuerza, y sobre todo para que noten las ausencias de quienes siempre estábamos invisibles, como la ama de casa, la cuidadora, la salvadora, la cocinera, la chofer, la confidente, la que siempre está ahí. 

Esta columna es de reflexión y para recordar que no estamos solas, que una de las maneras de hacernos notar es siendo invisibles por un día. Y si aún no encuentras razones para parar por un día, sólo recuerda que eso mismo pasaría si no logras regresar a casa, porque alguien en contra de tu voluntad te lo impide. Todo se detiene y todo se complica.  

Y si estás convencida y a tu alrededor no te apoyan, con mayor razón debes hacerlo para hacerles notar lo que pasaría si un día ya no regresas. No tienes que pedir permiso ni avisar, porque si esto fuera real, no lo podrías hacer, no alcanzarías, aunque quisieras. 

Esta manifestación será histórica, porque será el parteaguas, ya nada debería ser igual porque cuando menos tú habrás cambiado si antes habías minimizado estos temas o los habías sentido ajenos. Y ahora deberás exigir que haya un cambio para reducir las cifras, para que esto no quede igual. 

La información oficial está a tu alcance bajo el nombre #YoVoy8deMarzo. Es tiempo de provocar el cambio poniendo tu semilla, porque todas faltamos. 

 

jl/I