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El derecho a la furia

¿Por qué se debe juzgar con perspectiva de género? Para que un día no sea necesario juzgar con perspectiva de género. Parece que no tiene lógica, pero es porque el sistema no tiene una lógica de equidad entre hombres y mujeres, aun cuando las leyes estén redactadas en una supuesta equidad y una supuesta igualdad entre las personas.  

Lo mismo aplica para el resto de los ámbitos de la vida en que hay una convivencia entre varones y mujeres. Tanto en lo laboral como en las relaciones interpersonales es necesaria una revaloración con perspectiva de género. 

Incluso en el plano religioso. Si en algún momento para la religión predominante católica europea fue un tema de intensa discusión discernir si los habitantes de las Indias de Oriente eran personas con alma o no, uno de los grandes retos de ésa y otras creencias es revalorar el papel que desempeñan las mujeres, hasta ahora relegadas desde un fundamento dogmático, las escrituras judeocristianas e islámicas planteadas desde una visión masculina excluyente. 

Como varón, en este día no me corresponde asumir ningún papel, sino simplemente observar y reflexionar. Mi razón, por ejemplo, tiende a poner en duda la legitimidad de peticiones de las organizadoras de las protestas de este domingo en cuanto a que no hubiera participación de medios de comunicación a través de reporteros o fotoperiodistas varones, pues no se aceptaría una petición similar si viniera de agencias de gobierno o de alguna otra institución requiriendo cierto tipo de cobertura a su modo. En un primer momento resulta absurda. Pero también es absurda la relación de poder entre los sexos tal como está planteada socialmente ahora. 

Los actos vandálicos están completamente fuera de la ley, pero la ley está fuera del sentido que debería tener en muchos aspectos para garantizar que todas las personas verdaderamente puedan acceder a la justicia de igual manera, sea cual sea su sexo, su preferencia sexual, su expresión de género o su no expresión. 

No es necesario estar de acuerdo con la manera en que algunas mujeres han decidido expresar su ira para entender que tienen razón al destruir de manera simbólica ideas como, por ejemplo, la propiedad privada o el bien público, que parecen dogmas que están por encima de la dignidad de las personas en cuanto al sexo con el que nacieron o el que han elegido. 

Toda la semana estuve pensando si debería hablar acerca de este tema o no y muchas ideas me llevaban a callar y dejar que las mujeres vivieran su momento de proyectar al mundo la importancia que tienen en todos los aspectos económicos, políticos y sociales. Me parecía que, como varón, yo no tendría por qué entrometerme. Pero se trata de un tema que no se puede evitar y que, por el contrario, se tiene que afrontar directamente. Más que entrometerme, respaldar o condenar, mi intención es entender cómo sería la vida si yo fuera mujer y cómo tendría que enfrentarme al mundo todos los días. 

El cambio siempre es desestabilizador y muchas veces atemorizante. Implica actuar con plena consciencia de voluntad y aceptar que muchos aspectos de lo que ha de venir no pueden ser controlados. Por ejemplo, los destrozos vandálicos son una consecuencia palpable de ese cambio, que no pueden ser alentados por el estado de derecho para preservar el imperio de la ley, pero que los gobernantes pueden observar desde lejos tratando de intervenir de una manera mínima desde la comprensión de todo lo que viene detrás de ellos. 

¿Por qué las mujeres que lo necesitan pueden ejercer su derecho a la furia? Para que algún día ya nunca más sea necesario que ejerzan su derecho a la furia. 

Twitter: @levario_j

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