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¿Duermes lo que debes? 

Si ya normalmente el Día Mundial del Dormir, que este año se conmemorará mañana 20 de marzo, pasa desapercibido para las autoridades de salud y en consecuencia para la ciudadanía ante la crisis por la pandemia del coronavirus. 

A la fecha, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha decretado un día internacional del dormir, lo que refleja la poca importancia que se le da a un proceso vital para el ser humano; sin embargo, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño lo viene impulsando desde 2008, lo cual es muy importante para promover la revisión de las políticas públicas, los programas y las acciones de los gobiernos y de la sociedad civil organizada en torno al dormir. 

El dormir es igual o más importante que el comer, ya que personas que no durmieran o que no comieran, morirían primero por no dormir.  

Vivimos además con una gran ignorancia sobre este importantísimo proceso. Comúnmente se piensa que una persona debería dormir ocho horas diarias, cuando lo cierto es que las personas deberían dormir para estar saludables un número de horas determinadas de acuerdo a su edad: los bebes deberían dormir alrededor de 18 horas; los niños de 10 a 12 horas; los adolescentes, 10 horas; los jóvenes y los adultos, entre siete y nueve horas, y los adultos mayores más o menos ocho horas. Lo lamentable es que hoy por muchas razones las personas están durmiendo menos, lo que las convierte en más vulnerables a agentes infecciosos como los virus (pensemos hoy en el coronavirus) y las bacterias, ya que el dormir poco baja la efectividad del sistema inmunológico del organismo. 

El dormir insuficientemente multiplica por dos el riesgo de desarrollar cáncer y de alzhéimer; altera los niveles de azúcar en sangre de una manera tan significativa que una persona podría considerarse prediabética, y aumenta las probabilidades de que las arterias coronarias se bloqueen y se vuelvan frágiles predisponiendo a las personas a sufrir una enfermedad cardiovascular, un ictus o un fallo cardiaco congestivo. 

La mala calidad del dormir con sus interrupciones tiene una influencia muy significativa en trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad y el suicidio. Debe quedar claro, cuanto menos duerma una persona, más corta será su vida. 

Por el contrario, si una persona duerme lo que debe mayor calidad de vida tendrá, será más productiva académica y laboralmente, logrará mejores relaciones interpersonales y gozará más la vida. 

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