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Gobernar en la crisis 

En las situaciones de crisis se puede manifestar lo mejor o lo peor de cada persona, como bien lo señaló el filósofo francés Albert Camus, a quien muchas personas han evocado últimamente debido a su novela más famosa: La peste. 

Del mismo modo, en medio de las crisis sanitaria, económica, social y política que estamos enfrentando en este momento es cuando se conoce el verdadero carácter de un líder, en especial el de un gobernante. Alguien lo afirmó en su momento, gobernar cuando todo está en calma es como pasear en un barco cuando el mar está tranquilo: en ese caso cualquier persona puede tomar el timón y dedicarse a disfrutar del paseo. Pero cuando llega la tormenta, y las olas amenazan con hacer naufragar el barco, en ese momento es cuando se requiere a un capitán que sepa lo que está haciendo y que tome decisiones precisas. 

De modo que, sin quererlo, estas crisis nos ayudarán a ver quién es quién de entre nuestros líderes sociales y políticos, quiénes se paralizan y quiénes deciden hacerse cargo de la situación. Esto es crítico, porque lo que está en juego es nuestro futuro y la vida de muchas personas, así que también quedará de manifiesto lo que es más valioso para quienes toman las decisiones: su propio interés o el interés general, el interés de sus allegados o el de la población en su conjunto. 

Esto lo afirmo, porque cuando se enfrenta un riesgo, la reacción de las personas nos permite darnos cuenta de qué es lo que quieren salvar primero. Por ejemplo, en un video que circula en las redes sociales se ve a un hombre y una mujer con su hija y su hijo, quienes están contemplando a través de las ventanas de un hotel las olas que están creciendo en intensidad debido a un fenómeno natural. Por lo que se alcanza a escuchar suponían que no corrían riesgo en ese lugar, pero cuando se dieron cuenta de que era inminente que una ola los golpearía, el hombre salió corriendo, aventando a su hijo en el proceso, mientras que la mujer cargó a su hija, y después ayudó a su hijo a levantarse para salir corriendo junto con ellos. 

La reacción de esas dos personas adultas nos permite determinar qué consideraba valioso cada quién: para el hombre su propia vida era lo más valioso, y para la mujer lo era la vida de sus hijos, de manera que cada una actuó en consecuencia. 

¿Y nuestros líderes en dónde están poniendo el acento en este momento? ¿En qué están invirtiendo los recursos públicos a su disposición (financieros, humanos, organizacionales, legales, informacionales, etcétera)? ¿A quién cobijan y a quién dejan a su suerte? 

Claro que habrá quien cuestione las motivaciones de esa actuación. Siempre se puede pensar que un líder político hace lo que considera mejor para que su carrera política avance, pero como ciudadanos no tenemos la posibilidad de conocer realmente cuáles son los motivos de un dirigente para actuar de tal o cual modo. Sin embargo, eso no es relevante para nosotros, pues lo importante son los resultados. 

Así como en medio de una tormenta a mí no me interesaría si el capitán del barco quiere que sobrevivamos por mera filantropía o lo hace porque quiere vivir para vengarse de un enemigo, mientras que podamos sobrevivir, de la misma manera lo importante son los resultados que se obtengan, especialmente la protección que se le brinde a los segmentos de población más vulnerables: quienes no pueden darse el lujo de trabajar desde su casa, quienes viven al día, la gran mayoría de nuestra población. 

Pero como lo comenté en otra de mis columnas, esta crisis también nos permitirá darnos cuenta de qué y a quiénes consideramos valiosos nosotros mismos. 

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Twitter: @albayardo 

jl/I