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Regreso a clases, un tsunami

Era de esperarse que el regreso a clases no sería presencial. Ahora, familias, maestros y niños seguirán sus clases mediante guías reproducidas en las papelerías, emails de sus maestros, mensajes de WhatsApp, programas de radio y televisión. Los más afortunados, mediante plataformas interactivas.

El distanciamiento será durante todo mayo, por lo pronto. En México, al 20 de abril tenemos más de 8 mil 250 casos confirmados de Covis-19, con más de 680 fallecidos a 52 días del primer caso, detectado el 27 de febrero. De acuerdo con los algoritmos de especialistas en estadística en epidemias, México alcanzará a finales de mayo su máximo contagio y en junio se reactivará paulatinamente la vida económica del país e, igual que en una guerra cuando termina, empezará la recuperación económica lentamente.

Pensar que pronto volveremos a clases sabiendo que la activación de las escuelas en automático haría que la gente volviera a salir a las calles sería una falsa ilusión. También es una realidad que la situación económica de México y la insuficiente ayuda y apoyo del gobierno hará que sigan en las calles 40 por ciento de la población, generando posiblemente cifras dolorosamente mayores.

El cierre del ciclo escolar de manera virtual es una amenaza que se ve venir. El sistema educativo nacional está colapsado. La preocupación por la educación pública no es menor que la de los particulares, que han dejado de percibir ingresos y han tenido que sacrificar a los maestros bajando sus salarios, que ya de por sí son profesionistas con bajos recursos que dependen de un sueldo y un patrón.

También es cierto que los niños y jóvenes han desarrollado grandes habilidades al recibir educación virtual y a distancia, tales como la administración y aprovechamiento de su tiempo, la autonomía, la interacción con compañeros y padres, el manejo de tecnología y las conferencias digitales, la personalización, la investigación, la responsabilidad, entre muchas otras que, de no haber sido por la contingencia, no se hubiera exigido a los docentes a usar plataformas interactivas ni a los padres a actualizarse y a los alumnos a aprender mediante la interactividad digital.

No podemos evitar lo que viene y nuestro consejo es adaptarse y surfear arriba de las olas del tsunami que ha traído el Covid-19 a la educación de nuestros hijos y nuestros alumnos. Oponerse durante los siguientes dos meses sería como ponerle el pecho a esa enorme ola que nos ahogaría. La educación, para bien, nunca volverá a ser igual… si lo sabemos aprovechar.

Twitter: @Saucedodlallata

jl/I