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La Pasión de TV Azteca

Para Germán Mendoza, descanse en paz

 

Javier Alatorre y TV Azteca pasaron en unos instantes de ser la segunda televisora más popular del país al objeto de las más inclementes ofensas e improperios. Vivieron su propia crucifixión.

El viernes pasado, el conductor estelar de la televisora del Ajusco habló sobre las conferencias vespertinas que reportan el avance de la epidemia del Covid-19 en México, la gran mayoría de ellas encabezadas por Hugo López-Gatell Ramírez.

“Sus cifras y sus conferencias ya se volvieron irrelevantes, es más, se lo decimos con todas sus palabras: Ya no hagan caso a Hugo López-Gatell”, espetó Alatorre.

La razón: las cifras oficiales de contagios han sido desmentidas por algunos de los gobernadores del país.

Al siguiente día, el presidente Andrés Manuel López Obrador pretendió paliar la situación. “Creo que se equivocó mi amigo Javier Alatorre (…). Creo que fue una actitud no bien pensada porque Javier es una persona buena, cometió un error como todos y además hizo uso de su libertad y cada quien puede expresarse, no debe de haber de ninguna manera linchamiento político", advirtió. Llegó el perdón.

El lunes por la noche, Alatorre expresó en su espacio informativo que “ante las inconsistencias afirmamos que no se debían hacer caso a las informaciones que presenta el subsecretario de Salud, nos referíamos a los datos, a las cifras y a las incontingencias (sic) y no a las medidas sanitarias”.

Luego refrendó su “reconocimiento al presidente López Obrador por su defensa permanente a la democracia y a la libertad de expresión”. Emprendió el camino de la expiación.

Alatorre y la línea editorial de TV Azteca fueron irresponsables, sin duda. En el camino de la documentación periodística y la argumentación de sus críticas, se sobregiraron y cometieron un error común: agraviar.

Pero al margen de haberse equivocado olímpicamente, es claro que también el presidente y todo el equipo que se encuentra enfrentando la epidemia han cometido errores e imprecisiones. Normal mientras no se compruebe que hacen un uso político faccioso de tales afirmaciones.

Un ejemplo de un error en la mañanera presidencial. El 8 de abril, la titular de la Secretaría del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, informó que se habían perdido 346 mil empleos ante el IMSS durante la crisis por la epidemia.

Luego ofreció una lista de los lugares que más han cortado empleos. Los expuso. Una de esas empresas es tapatía (no voy a dar el nombre para no perjudicarla más). Aparecía que había despedido a todos sus 597 empleados. ¡Falso!

Horas después de la publicación de un tuit con la lista de las empresas, me contactó una de sus empleadas muy mortificada porque no entendía qué hacía el nombre de su fuente de empleo ahí, cuando ella y todos sus compañeros estaban laborando. Una semana después (con la quincena pagada de por medio) me volvió a llamar para decirme que a pesar de la histeria provocada por la información de Alcalde Luján, seguían trabajando.

AMLO y su secretaria del Trabajo agraviaron públicamente a esta compañía y, probablemente, a muchas más, al publicar tal injuria.

Y qué tal cuando en pleno informe presidencial López Obrador dio por terminada la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero. A los habitantes de Guadalajara nos pareció una burla que la única mención a Jalisco haya sido una mentira tan flagrante. Se equivocó y hay que señalarlo. Punto.

Algunos de los más agudos críticos al llamado de Javier Alatorre fueron otros periodistas. Muchos pidieron que le quitaran la concesión a la televisora. Creo, insisto, en que se cometió un error, pero de ahí a cerrar toda una empresa por ese comentario… es un exceso.

En estos días aciagos, lo mejor es la prudencia.

Twitter: @cabanillas75

jl/I