INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Educación

Ya es un hecho: en Jalisco los niños no regresarán a las aulas hasta agosto. El cierre del ciclo escolar será en línea. 

Cabe la incertidumbre de que esta adaptación se transforme en algo permanente. “Vamos a regresar a una nueva normalidad”, “las cosas ya no van a ser como antes”, escuchamos en los medios de comunicación. En términos de educación, específicamente de la educación básica, ¿cómo imaginamos esa “nueva normalidad”? 

Algunos señalan que este experimento no sólo puede, sino que debe transformar el sistema educativo, que fundamentalmente no ha cambiado desde el siglo 19, y en particular el papel del profesor. ¿Es la enseñanza virtual la ansiada revolución de este paradigma? 

Aunque no podemos contestar esa pregunta, hay que aclarar que no se trata solamente de capacidades tecnológicas, sino que la dimensión más importante es la social. Desde hace décadas ya hay programas completos para la educación en casa y no han cobrado precisamente un auge espectacular. 

En muchos casos, no hay quien se quede con los niños para guiarlos en su proceso de aprendizaje, porque, aunque existe software autogestivo o robots como Profesor Einstein, no logramos concebir que los niños aprendan sin mediación humana. 

Para los maestros hay un sinfín de tecnologías educativas para producir video y audio; plataformas para compartir materiales, aplicar exámenes y entablar discusiones; juegos educativos y sistemas de trabajo colaborativo, etc. ¿Pero esto significa que los maestros se volverán productores de contenido a manera de youtuberas o influencers? Bueno, uno esperaría que no se trate nada más de regurgitar contenidos, sino de que el profesor tenga reconozca las necesidades de cada estudiante y aplique las estrategias más adecuadas. 

También hay otras herramientas tecnológicas para la enseñanza que requieren de una inversión que hasta ahora sólo se podría hacer a nivel institucional, como los visores para las excursiones de realidad virtual, las impresoras 3D, los kits de electrónica o hasta cosas más tradicionales como laboratorios de química y biología.  

Antes de pensar en cómo la tecnología va a revolucionar la educación, recordemos: es una cuestión social antes que técnica, y preguntémonos: ¿qué es lo que queremos que los niños aprendan y por qué? 

[email protected]

jl/I