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El crédito inefable

A Gerardo Peláez, ¡fuerza! 

 

La deuda recién adquirida por el gobierno del estado de 6 mil 200 millones de pesos (mdp) ha sacado el verdadero talante de muchos de los actores políticos locales. 

La semana previa al anuncio el cabildeo con diputados y medios en general fue intensa. En resumen, el gobierno del recién coronado como rey del crédito, Enrique Alfaro Ramírez, dibujó un plan muy elaborado en su realización, pero poco justificado en su aplicación. 

El gobierno del estado creó el 4 de mayo la mesa ampliada para el Plan Estratégico de Reactivación Económica de Jalisco en la que nombró a Mauro Garza Marín como secretario técnico. 

El ex dirigente estatal de la Coparmex coordinó a la iniciativa privada, universidades, sindicatos, gobierno y sociedad civil. La conformación de este grupo (compuesto por 30 personas) fue muy cuestionada. 

Tras sesudas reuniones, ellos suscribieron el Plan Jalisco para la Reactivación Económica que fue presentado el lunes 18 de mayo. La mesa permutó oficialmente en la Comisión Interinstitucional para la Reactivación Económica. 

La comisión elaboró los protocolos para que empresas y comercios reiniciaran las actividades. 

Acto seguido, ese mismo día, Garza Marín explicó en rueda de prensa que el plan de reactivación económica incluía la contratación del crédito de 6 mil 200 mdp. Ahí se abrió la caja de pandora. 

Juan Partida Morales, secretario de Hacienda Pública, Alfaro y el propio Garza Marín operaron en lo público con explicaciones a través de sus redes sociales o medios de comunicación para justificar la deuda, que no tenía montos etiquetados a obras específicas sino a conceptos. Todavía con muchas dudas, mandaron la iniciativa el miércoles y el Congreso del Estado, en su calidad de ventanilla de trámites del Ejecutivo, convocó raudo y veloz a sesión para el viernes 22 de mayo. 

Analistas y periodistas advertían que Alfaro ya era uno de los gobernadores que más había endeudado al estado. Los cambios en las finanzas públicas eran mayúsculos en una iniciativa elaborada al vapor. Además del crédito se incluían cambios importantes en el presupuesto estatal. 

Por si fuera poco, el rector de la Universidad de Guadalajara señaló unas horas antes de la sesión una inconsistencia notable: habían quitado del presupuesto 320 mdp para infraestructura en la máxima casa de estudios para pasarlos, tal cual, al crédito. De esa manera, condicionando y encareciendo el costo de una obra previamente autorizada. 

La cita era a mediodía, pero la sesión se pospuso hasta las 19 horas. El pleno se convirtió en un circo de emociones contenidas. Los discursos, en general, fueron una retahíla de lugares comunes y con una oratoria lamentable. No hubo discusión real, sino la confirmación egoísta de sus propias conclusiones o instrucciones. 

Los diputados de la UdeG, otrora aliados del gobernador, votaron en contra (pero sólo fueron dos). Los otros que se opusieron fueron los del PRI y los de Morena (con el triste caso de Patricia Meza, quien en una digresión increíble dejó a su partido y se fue a las filas, textual, de Movimiento Ciudadano). El resto de diputados, incluyendo a Óscar Herrera del Partido del Trabajo, que regularmente es representante de la oposición, votaron a favor. 

En total sumaron 28 votos (requerían 26) para aprobar la contratación del nuevo crédito. 

Desde el sábado, propios y extraños, han revelado errores y desaciertos de un crédito proyectado y operado en 18 días. Seguirán saliendo las omisiones y el congreso tendrá que corregir en los próximos 14 días tras su increíblemente rápida publicación que fue el 23 de mayo. 

Así, la crónica de un crédito inefable. 

Twitter: @cabanillas75

jl/I