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Monarquía de Bélgica reconoce abusos

(HISTORIA. El rey Felipe de Bélgica reconoció la “violencia y crueldad” de su antecesor Leopoldo II hacia el Congo. Foto: Especial)

BRUSELAS. El rey Felipe de Bélgica reconoció por primera vez la “violencia y crueldad” de su antecesor Leopoldo II hacia el Congo en el marco de aniversario 60 de la independencia del país, expresando su “profundo pesar”, pero sin pedir disculpas. Siendo el primer reconocimiento oficial de la monarquía sobre los crímenes durante el colonialismo. 

“Deseo expresar mi más profundo pesar por estas heridas del pasado, cuyo dolor se ha reavivado por las discriminaciones aún presentes en nuestras sociedades”, escribe en una carta dirigida al presidente de la actual República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi.  

En la época del Estado Libre del Congo “se cometieron actos de violencia y de crueldad que todavía pesan sobre nuestra memoria colectiva. El periodo colonial que le sucedió causó también sufrimiento y humillaciones”.  

La carta ha sido calificada por los medios locales como “histórica”. El diario Le Soir celebró el “gesto necesario, que engrandece al rey y a su país”, mientras que el rotativo La Libre lamentó que no fueran “disculpas”.  

“Quizás lleguen al final de la labor de la comisión parlamentaria”, agregó el último. La canciller congoleña, Marie Ntumba Nzeza, dijo que el pesar sirve de consuelo para sus conciudadanos.  

“Esto es un avance que impulsará las relaciones de amistad entre nuestras dos naciones”, agregó. Sin embargo, para el antiguo vocero del ex presidente congoleño Joseph Kabila, Lambert Mende, dice que no es suficiente, llamando a reparar el daño en términos de inversiones y daños. “Eso es lo que esperamos de nuestros socios belgas”, agregó.  

Bajo su reinado se produjo una explotación masiva de los recursos naturales del Congo, principalmente caucho, para la que se utilizó a la población autóctona en condiciones de esclavitud, y se aplicó un régimen de terror en el que fueron comunes los castigos atroces, en particular la mutilación de las manos, y se produjeron asesinatos en masa. Aunque no hay una cifra exacta, se calcula que murieron entre cinco y diez millones de personas.  

jl/I