INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Violencia política y machismo

Lograr convencer a los diputados locales del sexo masculino fue toda una odisea para poder avanzar en el tema de violencia política contra las mujeres en razón de género. 

El mismo día que se iba a votar esta reforma, de la cual había consenso, y que se venía discutiendo desde hace meses, hubo que convencerlos del porqué era importante incluir algunos puntos para que fuera trascendental y por qué debían utilizar tal palabra y no otra. 

Para empezar, hay que poner en contexto que el Congreso local lo integran 38 diputados, de los cuales, 16 son mujeres. La fracción parlamentaria que tiene más mujeres es Movimiento Ciudadano, con seis; le sigue Morena, con cuatro; el PAN, con tres; el PRI, con dos, y una del Partido Verde Ecologista. Todas representan 42 por ciento. 

Los números son bajos en comparación al total de curules que hay, pero si analizamos otras Legislaturas, ésta puede ser la bancada más numerosa de mujeres, y lo más triste es que ha sido a la que más le ha costado mostrar su unión por las diferencias con sus partidos políticos. 

Cuando menos el tema de violencia política las unió porque todas, sí, todas, tienen historias de cómo la han vivido porque es algo muy normalizado dentro de la cultura conservadora jalisciense, y para poder llegar hasta donde están han tenido que quedarse calladas o levantado la voz; ambas situaciones las han perjudicado. 

Aprobar la reforma integral en violencia política contra las mujeres en razón de género fue un gran avance, porque muchas conductas ya están definidas al pie de la letra y hasta pusieron cuáles son las sanciones acreedoras; sin embargo, ellas mismas reconocen que querían lograr más y no pudieron por la cerrazón de sus compañeros. 

Una muestra de la falta de apertura fue que hubo una reunión unas horas antes de votar el dictamen en una de las oficinas de los diputados, donde una legisladora los estaba tratando de convencer del porqué sí debían incluir cambios en el código electoral; casi explicándoles con peras y manzanas la importancia de cuidar los detalles y el vocabulario. Hasta que logró que algunos machistas pudieran sensibilizarse en el tema y avalar estos cambios, pero no los más innovadores. Esto generó retraso en el arranque de la sesión para poder votarla y que casi se estuviera aprobando en los últimos minutos del día del plazo para su aprobación. 

Buscar la nulidad de elecciones era un paso que las mujeres defensoras de estos derechos pedían como consecuencia fuerte en caso de comprobarse este tipo de conductas, pero obviamente no quisieron ponerse la soga al cuello ni los titulares de los partidos políticos ni los mismos diputados locales del sexo masculino que podrían convertirse en próximos candidatos. 

Habrá que impartir muchos cursos de sensibilización. Primero, para las mujeres y que puedan defender los derechos que ya están en la ley, y que usen todas las medidas sancionatorias que ya existen; y a los hombres, para que cuiden sus conductas, la educación conservadora que han recibido para no caer en provocaciones o en situaciones que pongan en riesgo su futuro político. 

Las próximas campañas electorales podrían ser definitorias en cuanto a poner un ejemplo de cómo sí pueden castigar este tipo de violencia política que siempre se presenta y que ahora se penalizará severamente, y ojalá que también de manera oportuna. 

Cuando menos por escrito ya quedaron las reglas que hay que estudiar al pie de la letra para poder defenderse o incluso podrán servir de estrategia electoral para quitarse a la competencia, si es que se tiene estudiada la ruta para hacer valer la nueva reforma. 

[email protected]

jl/I