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AMLO no es Calles

El proyecto de la 4T del presidente está acabado. No hay forma de que logre consolidar su proyecto de gobierno más allá del mes de 2024. Incluso si se diera el hipotético caso de que Morena volviera a ganar las elecciones presidenciales de 2024, el proyecto de López Obrador estará muerto.

Una presidencia de Marcelo Ebrard o de Ricardo Monreal no sería una continuación de AMLO. Ni siquiera si se diera el caso de que la elegida fuera Claudia Sheinbaum.

Si el presidente considera que podrá retirarse a su rancho en Chiapas y fungir como una especie de Plutarco Elías Calles, en las que había un presidente formal, pero las verdaderas decisiones siempre se le consultaban. Está equivocado.

La crisis económica, de salud y de seguridad han aniquilado las posibilidades que tenía la 4T de convertirse en un proyecto transexenal. Del mismo modo que el asesinato de Colosio y la crisis de 1995 eliminaron la posibilidad de que Carlos Salinas gobernara más allá de 1994.

AMLO seguirá siendo una figura que se citará en los discursos, pero ya sin poder. Y eso en el mejor de los casos. Ya que si el nuevo presidente, Ebrard, Monreal o Sheinbaum, no se dedican a neutralizarlo sacándole alguno que otro escándalo de corrupción que lo deje mudo y paralizado.

Ya no digamos si el presidente resultara alguien ajeno a Morena. ¡Adiós a AMLO!

El presidente ha perdido su oportunidad histórica de transformar para bien el país y de contribuir de forma positiva a su crecimiento. La economía no crecerá, en términos per-cápita caerá, la crisis en Pemex estallará y hundirá el poco margen de maniobra que tienen hoy las finanzas públicas.

El presidente vio la crisis llegar y no supo cómo reaccionar. Cerró los ojos e insistió en las mismas metas: construir un tren sin viabilidad económica; una refinería, aunque pierda dinero refinando; y un aeropuerto mal hecho cuando ya había un proyecto para tener uno de primer mundo con dinero privado.

Eso y sus programas sociales. Sin reglas de operación y sin forma de validar el uso correcto del dinero público. Es decir, un desastre de organización (corrupción) y sin forma de medir sus resultados.

Twitter: @Israel_Macias