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Por las mujeres, sin las mujeres

La salida de Fela Pelayo de la Secretaría de Igualdad Sustantiva tenía que darse. Su nombramiento violaba lo establecido en la ley, por lo que no había otra salida. No hay violaciones menores o mayores a la ley. Simplemente se cumple o no. Pero adicional a eso, quedó en evidencia que nunca pudo incorporar a los colectivos que trabajan por los derechos de las mujeres, porque la agenda de género se desdibujó mientras estuvo en el cargo.

Desde que se decidió su incorporación al gabinete estatal con la creación de una secretaría para que ella pudiera asumirla, Fela Pelayo mostró más inclinación por estar cerca del grupo del poder que interés por lo que sucedía con las mujeres en la entidad.

Recordemos que al hacerse el cambio en la estructura de gobierno se sectorizaron a esa secretaría que ella encabezaría algunas de las atribuciones que tenía la desaparecida Secretaría de Desarrollo e Integración Social (Sedis). Es decir, en un principio no había un instituto de la mujer transformado en secretaría, sino una mezcla de funciones para atender a diferentes sectores de la población. Ella lo sabía y junto con la diputada local Mirza Flores permitieron y avalaron que se mintiera a los jaliscienses.

Lo mismo sucedió con el presupuesto. Los recursos que se asignaron a la secretaría eran superiores a los del instituto, pero ese incremento se debía al nivel de sus funcionarios en el tabulador salarial al convertirse en secretaría. En el primer proyecto el aumento en el presupuesto se iba en el salario y prestaciones de la nueva secretaria y 17 de sus colaboradores. Aun así, se prestó a la campaña que diseñaron desde las áreas de comunicación para afirmar que el cambio significaba “12 veces más presupuesto” para la agenda de género, cuando sabía que no era verdad.

Ante las presiones de los colectivos, finalmente el rumbo se corrigió y se cambió el proyecto para que Igualdad Sustantiva se hiciera cargo de manera exclusiva de la agenda de género y se le asignaron más recursos. Sin embargo, las fuertes diferencias que en el camino dejaron estos temas con los colectivos no fueron zanjadas y se emprendieron proyectos de trabajo sin las mujeres que, durante las últimas décadas, sin importar el partido político en el gobierno, han dado la pelea para que las mujeres tengan condiciones de igualdad y equidad y, sobre todo, para visibilizar la violencia.

Durante el año y medio que estuvo al frente de la secretaría, el trabajo de Fela Pelayo fue apenas perceptible. Es cierto, los primeros meses se fueron en la estructuración de la dependencia y en empezar de cero, no porque no hubiera nada antes de ella, sino porque siempre se rehusó a construir sobre las bases que ya se habían establecido. Y lo hizo hasta el final, pues así lo demuestra la declaración soberbia del gobernador Enrique Alfaro, al afirmar que esta agenda “en el pasado fue invisible”.

Además, el trabajo que sí se hizo fue víctima de la dinámica que se sigue en el actual gobierno estatal, donde todo gira en torno a la figura del gobernador Enrique Alfaro. La agenda y la información que se transmite se define desde palacio de gobierno y no desde cada dependencia, restando importancia a los pasos que pudieran darse desde las diferentes áreas.

Pero algo que sí podemos decir de su trabajo es que nunca logró convencer a las mujeres de que trabajaba para ellas. Su silencio permanente ante los casos de violencia jugó en su contra. Fueron los colectivos de mujeres, a las que nunca incorporó, quienes pidieron su salida, mientras que las mujeres por las que nunca actuó decidieron guardar silencio.

Todavía no se conoce quién ocupará su lugar, pero quien lo haga deberá aprender de los errores y omisiones de Fela Pelayo.

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