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Réquiem por la Conago

Con la renuncia de 10 gobernadores a seguir participando en la Conferencia Nacional de Gobernadores, la Conago, virtualmente se firma el acta de defunción del organismo creado en 2001. Su trayectoria a lo largo de 19 años fue, por decir lo menos, intrascendente. ¿Alguien recuerda alguna resolución de dicho organismo que haya resultado relevante para el país? ¿Para el desarrollo del federalismo, para la consolidación y el avance democrático, para el combate contra la corrupción, para el combate en contra el crimen organizado? Efectivamente, no existen. 

La Conago tuvo su origen en la alternancia política del 2000 que llevó a la Presidencia a Vicente Fox, quizá el mandatario más incapaz de los que han pasado por ese cargo. Con un poder harto limitado, tuvo que enfrentar la resistencia de los gobernadores de oposición, emanados del PRI y del PRD, que gobernaban a la mayoría de los estados. A instancias del bloque priista al que se sumaron los perredistas, entre ellos López Obrador, se determinó fundar el organismo con el objetivo específico de constituirse como un contrapeso hacia el Ejecutivo federal. 

El espíritu que animó su creación estuvo más cerca de un sindicato, en el sentido de hacer prevalecer los intereses particulares de los estados, que de una institución al servicio de los intereses nacionales. El instrumento resultó efectivo y tanto el gobierno de Fox como el gobierno de Calderón se vieron sometidos a los designios de los mandatarios estatales. Basta recordar la distribución que hizo Fox de los ingresos extraordinarios por la venta del petróleo hacia los estados y la ausencia de voluntad política hacia la aventura militar de Calderón en su contra el narcotráfico. 

El arribo de Peña Nieto cambió los términos de la cuestión y la Conago, dominada mayoritariamente por gobernadores priistas, se convirtió en un club al servicio del nuevo mandatario. Con la llegada de López Obrador el escenario político experimentó drásticos cambios. La mayoría obtenida por el obradorismo tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado sentó las bases para la restauración del régimen presidencialista. 

A diferencia de Fox y Calderón, que ejercieron su mandato en condiciones sumamente precarias en lo que a poder político se refiere, con López Obrador la Conago se enfrentó a un mandatario consciente de la plenitud de sus poderes, pero además, con un ambicioso proyecto de gobierno y que estaba absolutamente dispuesto a llevarlo a cabo. Desde su discurso tras la jornada electoral, López Obrador dejó claro que su ruta era lograr la cuarta transformación del país. Sin necesidad de decirlo directamente, quedaba establecido que su relación con los mandatarios estatales estaría condicionada por su nivel de colaboración hacia el programa del gobierno federal. 

Las discrepancias no se hicieron esperar. Desde el inicio de la gestión obradorista diversos gobernadores emitieron críticas y establecieron deslindes a las acciones federales; las diferencias se debían, fundamentalmente, a la necesidad de limitar las intenciones centralistas del nuevo gobierno en el tema de los presupuestos. Apareció, entonces, la causa del federalismo. Sin embargo, lejos de atenuarse, las diferencias se profundizaron por dos cuestiones: la gestión de la pandemia desarrollada por el gobierno federal y la necesidad de establecer un nuevo pacto fiscal para actualizar las participaciones de los estados en el presupuesto nacional. 

Aunque la Alianza Federalista enarbola la bandera del federalismo y la defensa de la soberanía estatal, en el fondo, la confrontación hacia López Obrador se explica en el contexto de la contienda electoral de 2021. Su salida de la Conago se antoja como una medida desesperada para evitar ser avasallados por la ola morenista que se avecina. Los pronósticos electorales señalan que de las 15 gubernaturas que estarán en juego, cuatro de ellas correspondientes a estados miembros de la Alianza Federalista, la gran mayoría quedará en manos de los candidatos de Morena, entre 12 y 13 de acuerdo con encuesta. Ante esta situación, la Conago será hegemonizada por gobernadores alineados al obradorismo y la incipiente vida de la Alianza Federalista parece destinada a disolverse como pompa de jabón. 

Twitter: @fracegon

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