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Policía para la paz

¿Cómo sería una ciudad de Guadalajara verdaderamente tranquila y ordenada, una ciudad donde las instituciones de seguridad y de procuración de justicia funcionaran adecuadamente? Sin ir al extremo utópico de plena felicidad, pienso en una comunidad donde la Policía favorece la paz. 

En esa ciudad no sólo hay coordinación metropolitana en el discurso, sino también en las actividades cotidianas de prevención y de vigilancia. Los policías conviven con la gente en su caminar por las calles con autoridad, pero sin intimidar ni abusar. 

Los límites municipales son sólo administrativos y no importa si un delito fue cometido en otro municipio a una cuadra de donde está patrullando una unidad de la Policía de Tlaquepaque, porque la estructura operativa de la Policía Metropolitana permite que intervengan de manera inmediata para atender cualquier llamado de emergencia, ya sea una situación de violencia familiar, un robo o un homicidio. 

La Policía Metropolitana no es un simple agrupamiento de élite de unos cuantos agentes, sino una institución que da forma a una política criminal en toda la ciudad desde la inteligencia policial y la gestión para trabajar con las mejores prácticas desde la zona residencial más cara hasta el rincón semiurbano de una localidad bordeada por llanos. 

Se han instaurado en toda la metrópoli los dispositivos de geolocalización de mujeres víctimas de violencia de género que iniciaron en Zapopan y cualquiera de ellas que se mueva de Tlajomulco a El Salto o de Ixtlahuacán de los Membrillos a Guadalajara está protegida todo el tiempo contra su agresor porque tienen sistemas interconectados. 

El modelo de justicia cívica adoptado inicialmente por Tonalá se ha instaurado en toda la urbe para favorecer la mediación y la resolución de conflictos antes que la judicialización. Los casi 8 mil 500 policías que participan en la metropolización han sido capacitados adecuadamente para fungir como facilitadores y su labor hace que disminuyan las circunstancias de riesgo que podrían escalar eventualmente a otro tipo de delitos. 

La Policía interactúa con las áreas de los ayuntamientos para recuperar los espacios que han quedado olvidados, sucios, deteriorados, nidos de ratas de dos y de cuatro patas. Dialogan constantemente con los comerciantes y con las asociaciones vecinales para detectar riesgos y aplicar soluciones preventivas. 

Tienen un área encargada de vigilar medidas cautelares en colaboración con autoridades estatales para dar seguimiento a quienes enfrentan algún proceso penal y a quienes están en proceso de liberación, incluso buscan contactar a quienes han salido de prisión para trabajar con ellos buscando oportunidades que eviten su reincidencia. 

En sus labores cotidianas, los policías toman las denuncias de las personas para que se inicie la carpeta de investigación en el momento mismo del ilícito y eso evita la sobrecarga de trabajo del ministerio público, que ya únicamente da seguimiento a toda la información que inicialmente ya informó el policía. 

Desde el momento en que una persona llama al 911 para reportar la desaparición de una persona la Policía acude a atender al reportante e indaga en el lugar donde la víctima fue vista por última vez, además da la noticia criminal al ministerio público para iniciar la carpeta de investigación y actuar bajo su mando y conducción. 

Todos los policías tienen seguridad social, uniformes dignos, equipo en buenas condiciones, pero sobre todo la posibilidad de ascender según sus méritos. 

La lista es sólo una mínima parte de algo que no tendría por qué ser un anhelo de paz, sino simplemente lo que tendría que estar ocurriendo. 

Twitter: @levario_j

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