INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Fratelli tutti: del “yo” y los “otros” al “nosotros”

Cuando México aún no entra al periodo oficial de las campañas electorales rumbo a 2021, la siguiente reflexión es oportuna: “La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte. La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz. En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación”. 

La reflexión puede aplicarse a México, pues “en esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir, ¿cómo es posible levantar la cabeza para reconocer al vecino o para ponerse al lado del que está caído en el camino?”. 

Los fragmentos son de la encíclica Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, recién dada a conocer por el papa Francisco. Se trata de un documento que habla de un mundo donde la sociedad “cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”. La lectura es una fresca, profunda e iluminadora reflexión humanitaria, que pone el acento en el servicio a los otros, en dejar la coraza del ego individualista, que exhorta a que actúe el samaritano que todos tenemos, en trascender colectivamente mediante el trabajo por la paz y la justicia, entre numerosos tópicos actuales. 

Escrita antes de la pandemia, alcanzó a incluir el efecto de los sistemas de salud abandonados que causan estragos: “Pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén ‘los otros’, sino sólo un ‘nosotros’. Ojalá no se trate de otro episodio severo de la historia del que no hayamos sido capaces de aprender. Ojalá no nos olvidemos de los ancianos que murieron por falta de respiradores, en parte como resultado de sistemas de salud desmantelados año tras año. Ojalá que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca con todos los rostros, todas las manos y todas las voces, más allá de las fronteras que hemos creado”. 

Advierte el papa sobre un fenómeno delictivo que en México padecemos: “La soledad, los miedos y la inseguridad de tantas personas que se sienten abandonadas por el sistema, hacen que se vaya creando un terreno fértil para las mafias. Porque ellas se afirman presentándose como ‘protectoras’ de los olvidados, muchas veces a través de diversas ayudas, mientras persiguen sus intereses criminales. Hay una pedagogía típicamente mafiosa que, con una falsa mística comunitaria, crea lazos de dependencia y de subordinación de los que es muy difícil liberarse”. 

El papa habla de formas populistas y liberales que dificultan pensar “en un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas”. 

La encíclica es para meditarse, al margen de las creencias religiosas o políticas. Su mensaje liberador es poderoso. 

Twitter: @SergioRenedDios

jl/I