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¿Parlamento abierto?

El lunes 9 de noviembre, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados llevó a cabo el Parlamento abierto virtual para consultar a la comunidad sobre la legislación federal en salud mental. 

Lamentablemente, la planeación e implementación fueron adversas para generar una muy necesaria y amplia discusión en torno a cómo las y los mexicanos puedan ejercer a plenitud su derecho a la salud mental, garantizado en la legislación federal. 

La convocatoria tuvo una difusión prematura y muy limitada, y jamás se invitó o convocó a las organizaciones más significativas y representativas de las y los psicólogos en México, como lo son la Federación Nacional de Colegios, Sociedades y Asociaciones de Psicólogos de México (Fenapsime), el Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP) y los colegios de psicólogos que vienen trabajando en el tema desde hace años, gremio que tiene uno de los papeles centrales en los servicios de salud mental.  

Al que sí se aseguraron de invitar fue al gremio de las y los psiquiatras que laboran en instituciones oficiales como la Secretaría de Salud (Ssa) federal y en el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez.  

A lo cuestionable del evento se suma que los que pudimos registrarnos para participar sólo lo podíamos hacer en una de las cuatro mesas programadas. Además, la plataforma desfavoreció el acceso y el evento se tuvo que presenciar pasivamente en Facebook.  

Finalmente, la orientación de los análisis presentados principalmente fueron de tipo psiquiátrico, con perspectivas muy conservadoras, sumamente rezagadas y con propuestas a seguir que conservan un modelo exclusivamente medicalista. 

Ante eventos como el referido, es estrictamente necesario reconocer que el campo de la salud mental es un campo complejo en el que inciden diversas disciplinas: la psiquiatría, la psicología (con las aportaciones de la psicología clínica, la psicología de la salud, la psicología positiva y la psicología social), el psicoanálisis, la sociología, la antropología, la sexología, entre otras, para que se rompa el esquema manicomial y se pueda aspirar a un abordaje integral. 

Es sospechoso que se dejó fuera la discusión sobre la necesidad de la promoción de la salud mental, lo cual implica abordar aspectos a trabajar cotidianamente con personas sin problemas mentales, es decir, dejar atrás la anacrónica concepción negativa de salud que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sustituyó con la concepción positiva de entender la salud mental como aspecto esencial de una salud integral. 

Necesitamos transformar el sistema de salud anacrónico y rezagado que tenemos. 

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jl/I