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Pacto fiscal

¿Cuál es el estado del pacto fiscal que rige a quienes habitamos el estado de Jalisco? ¿Tenemos claro en qué debemos gastar o invertir el dinero público? ¿Estamos de acuerdo sobre la manera de financiar ese gasto/inversión, incluyendo los impuestos que deberíamos pagar para hacerlo? ¿Sabemos o podemos saber si nuestros impuestos se están gastando bien, y contamos con mecanismos efectivos de sanción en caso de que no sea así? 

Estas preguntas las planteo porque el gobernador de Jalisco y el presidente de la República nos han llevado a cuestionarnos si es pertinente o no que nuestro estado continúe dentro del pacto fiscal establecido con la Federación, el cual permite que el gobierno federal se haga cargo de cobrar los impuestos, para repartirlos después entre las entidades federativas. 

Sin embargo, me parece que antes de llegar a esa discusión deberíamos de plantearnos las preguntas con las que inicié esta columna, porque hay otro pacto fiscal, aunque sea implícito, el que se llevó a cabo entre el pueblo de Jalisco y su gobierno, en el que se estipula que el primero paga impuestos que después deben ser utilizados por el gobierno para ofrecer los bienes y servicios públicos necesarios para garantizar el disfrute de nuestros derechos humanos. En eso es probable que estemos de acuerdo, pero ¿los resultados están a la altura de las necesidades de todas las personas, especialmente las que gozan de menos privilegios en nuestra sociedad? 

Es decir, me parece que tal vez valdría la pena comenzar por aclarar cuáles son los bienes y servicios públicos que es indispensable que Jalisco ofrezca, y de una vez establecer cuáles son los requisitos que deben cubrir en términos de calidad, accesibilidad, asequibilidad, adaptabilidad y aceptabilidad. Un ejemplo podría ser el servicio de transporte público, pero hay muchos otros. Con esos datos ya tendríamos claro en qué queremos gastar e invertir. 

El siguiente paso sería determinar cuánto nos costaría contar con los bienes y servicios públicos que deseamos, y como es muy probable que no alcance el dinero para todo, tendríamos que discutir qué debe tener prioridad, cuánta y más o menos hasta cuando, de manera que todo se vaya atendiendo poco a poco. 

Una vez que sepamos cuánto queremos gastar, entonces deberíamos discutir de dónde va a salir ese dinero, que en su mayoría tendría que provenir de los impuestos. Esta seguramente sería la parte más compleja, porque es claro que una buena parte de las personas prefiere pagar lo mínimo y obtener lo máximo. Pese a ello, creo que si hubiera claridad y transparencia respecto a la manera en que se cobrarán los impuestos, y que se van a invertir en lo que ya acordamos, sería más fácil llegar a un consenso sobre los impuestos estatales que hay que pagar, especialmente si son progresivos, es decir, que quienes más tienen más paguen. 

Y en cuanto a la transparencia en el manejo de los recursos provenientes de los impuestos y otras fuentes de financiamiento público sería necesario que acordáramos mecanismos claros de rendición de cuentas, que controlen la corrupción y favorezcan la integridad de quienes los gestionan. Esto lo comento dado que es probable que muchas personas se nieguen a pagar impuestos por considerar que una buena parte se pierde en situaciones de corrupción, por lo que se beneficia más a quien menos se debería. 

Así que, aprovechemos, discutamos el pacto fiscal entre la población y el gobierno de Jalisco, definamos en conjunto las prioridades del gasto e inversión públicas, acordemos fuentes de financiamiento, y establezcamos mecanismos de rendición de cuentas. 

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jl/I