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Un desorden A Toda Máquina

El programa A Toda Máquina parecía ser el estelar del actual gobierno que encabeza Enrique Alfaro. Esto podría deducirse primero por el monto, una inversión de 3 mil 634 millones de pesos que se programaron para pagar a lo largo del sexenio, pero también por la defensa a ultranza que ha hecho el mandatario. Por eso sorprende que se haya dejado suelto. 

El Diario NTR Guadalajara solicitó a los 121 municipios que recibieron módulos de maquinaria de este programa las bitácoras, contratos y convenios de las obras realizadas con estos equipos. Las respuestas prueban que en la práctica es un programa que nació sin un diagnóstico, sin planeación y sin indicadores sólidos para medir sus resultados. 

Además, no se tomaron en cuenta las características, diferencias y necesidades de cada municipio. 

De los 121 municipios que recibieron maquinaria, sólo 44 entregaron información puntual de las obras realizadas con las máquinas arrendadas a la empresa Operadora de Servicios Mega. Cabe recordar que el propietario de esta empresa, Guillermo Romo Romero, apareció en las primeras filas en un partido de basquetbol de los Lakers de Los Ángeles, acompañando al gobernador Enrique Alfaro Ramírez y a la diputada local de Movimiento Ciudadano Mirza Flores, apenas unos días después de quedarse con el millonario contrato. 

Esta licitación, en la que hubo irregularidades documentadas por la Contraloría estatal en la investigación que se abrió después que este diario dio a conocer inconsistencias en la misma, fue la primera del sexenio. La prisa por asignar el millonario contrato nunca ha sido justificada, por lo que al menos cabría esperar que este programa tuviera sustento en los planes del Ejecutivo estatal. 

Es cierto que el gobierno del estado no es el responsable de lo que hagan o dejen de hacer los ayuntamientos, que recibieron el equipo para su uso. Sin embargo, la falta de planeación es más evidente cuando los municipios ni siquiera saben para qué son las máquinas. 

Algunos municipios han dado un uso intensivo a la maquinaria aprovechando para realizar obras pequeñas como desazolves, caminos sacacosechas y otras más relacionadas con el desarrollo rural. Otros no han dejado ir la oportunidad de usarla para obras públicas y algunos hasta lo hacen para recibir recursos adicionales a cambio de la renta del equipo para obras particulares. 

También hay municipios que la han usado para servicios públicos como recoger basura o repartir despensas, lo que prueba que, a pesar de que firmaron un convenio con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, no tienen claro para qué es este equipo. Y las autoridades estatales no se preocuparon por explicarles. 

Porque ante el desorden que prevalece en torno al programa, lo que podría deducirse es que el único objetivo claro cuando se diseñó era el arrendamiento de la maquinaria y entregar el millonario contrato a Guillermo Romo. Para confirmarlo solo habría que revisar lo que sucedió en la licitación. 

Pero A Toda Máquina ya está aquí y la subutilización de la maquinaria no es una causal que cambie el contrato por el que se tendrán que pagar los 3 mil 634 millones de pesos, por lo que es importante que las autoridades estatales retomen el control del programa para garantizar su efectividad. 

Además es necesario que se aclare de dónde sale la información sobre los beneficios en recursos que ha significado el programa que, según el gobernador Enrique Alfaro, ya superaron la inversión. Los municipios no poseen esa información ni parecen llevar un puntual seguimiento de las obras realizadas, por lo que podría tratarse de una grave falta de comunicación, nula transparencia o, en el peor de los casos, de datos falsos. 

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