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Los cinco frentes de Donald Trump

El año arrancó con mucha inquietud respecto a la transición presidencial en nuestro vecino del norte. Donald Trump no sólo ha roto la larga tradición en Estados Unidos de reconocer la victoria de su oponente en la elección, sino que está recurriendo a todos los medios posibles, legales y no tanto, para tratar de mantenerse en el poder. 

Trump está atacando en cinco frentes. Primero lo intentó en las cortes, iniciando procesos de demanda en distintos estados. Ninguno de ellos ha tenido éxito, ni siquiera en la Suprema Corte en donde Trump había jugado políticamente nominando jueces que pudieran favorecerlo en una situación como ésta. 

Segundo lo intentó en los estados. Se reveló en los últimos días que Trump puso presión en las autoridades responsables de la elección en Georgia para que rompieran la ley y produjeran artificialmente los votos que le dieran la victoria en ese estado. Las autoridades estatales, incluso en estados republicanos como Georgia, se han mantenido firmes en la legalidad. 

Tercero lo va a intentar en el Congreso. El último paso para que Biden sea plenamente reconocido como ganador una vez que el colegio electoral lo ha elegido formalmente es que el poder legislativo ratifique los resultados. Trump ha iniciado una estrategia para que un grupo grande de legisladores republicanos se nieguen a aceptar los resultados en el Congreso. Según los expertos esto es imposible que pase porque los demócratas controlan la Cámara baja, pero sí pueden alargar un proceso que normalmente sería un mero trámite y, quizás lo que más le importa a Trump, pueden contribuir a encender todavía más la confrontación de sus simpatizantes. 

Esto me lleva al cuarto frente: las calles. Trump y sus aliados han convocado a una gran protesta en las calles de Washington, DC hoy miércoles, coincidiendo con la sesión del Congreso para ratificar los resultados electorales. El todavía presidente no ha dejado de usar las redes sociales para convencer a sus seguidores de que la elección le fue robada y contribuir a que se radicalicen. 

No está claro qué tan grande será esta protesta y las repercusiones que pueda tener, pero no queda duda de que Trump la usará todo lo que pueda para mantenerse como una fuerza política que cuestione permanentemente al gobierno legítimo. Sería algo muy parecido a lo que vimos en México en la elección de 2006, con la diferencia de que el que protesta es el presidente saliente. 

La historia no termina sin mencionar el quinto frente: el poder militar. En diciembre corrieron rumores desde la Casa Blanca de que Trump estaba analizando declarar la ley marcial como medida última para quedarse en el poder. 

Como respuesta a estas especulaciones, 10 ex secretarios de defensa de Estados Unidos firmaron una carta publicada en el Washington Post que no tiene precedentes, en la que declaran que “ya pasó el tiempo de cuestionar resultados” y llaman a las Fuerzas Armadas a “abstenerse de acciones políticas”. 

Esta es quizás la prueba interna más grande desde la Guerra de Secesión que ha tenido Estados Unidos, la democracia de referencia en el mundo. Todos los elementos para el desastre están ahí: cuestionamiento del líder a todas las instituciones democráticas, polarización y radicalización del discurso en los medios y en las calles, irresponsabilidad de un grupo de políticos que ponen sus intereses por encima de los de la unidad nacional y una crisis sanitaria global que genera incertidumbre y miedo en la población. 

En los próximos días se probará la resistencia institucional de Estados Unidos y la capacidad de sus políticos para sanar las divisiones y restaurar en su población la fe en una democracia que les sirva a todos. 

Twitter: @ortegarance

jl/I