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Quinto Patio

La pandemia por coronavirus sigue haciendo de las suyas por todas partes. Lo que sucede con los estudiantes de la Universidad de Guadalajara es una prueba clara, pues alrededor de 26 mil cambiaron sus planes educativos. Según datos proporcionados por la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), en el calendario anterior mil estudiantes se dieron de baja o pidieron licencia un semestre; otros 17 mil sólo dieron de alta una materia, como para no perder derechos, mientras que unos 8 mil más no se dieron de baja pero tampoco registraron materias.

Así que para el próximo calendario la universidad tendrá que seguir buscando la forma de acercarse a su comunidad para que, al menos, la mayor parte se queden. Según el presidente de la FEU, Javier Armenta, los problemas que enfrentan son económicos, la falta de acceso a la tecnología o que prefieren esperar a que regrese la presencialidad, porque consideran que no están recibiendo los conocimientos suficientes. Difícil, pues, su situación.

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Entre abogados te veas… Y más si son abogados que llevan casi un año sin avanzar en sus litigios por la pandemia. Y peor, si la crisis económica los ha orillado a vender comida para mantenerse o a despedirse de su automóvil para alcanzar a pagar lo del mes. Ah, pues así le tocó al magistrado presidente del STJEJ (Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco) y del CJEJ (Consejo de la Judicatura del ídem), Daniel Espinosa, al dar la cara ante un heterogéneo grupo de litigantes desesperados por la suspensión de actividades judiciales.

Lo de menos fueron las acusaciones de corrupción de los notificadores, que piden su moche para cumplir con su trabajo de notificar (y vaya que ahí los hay que hasta se sienten abogados). La peor parte va para las familias que llevan desde marzo sin recibir los billetes de pensión alimentaria porque los juzgados están pa-ra-li-za-dos; las empresas que no pueden cobrar pagarés, y asuntos así de cruciales. Y con toda la pena, pero el magistrado Espinosa no supo darles a los inconformes alguna esperanza con fecha. Pero no reproduciremos lo que dijeron en corto los abogados.

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Luego de que la diputada Mariana Fernández renunciara al PRI en la búsqueda de cumplir su sueño de gobernar un municipio, bueno, quiso aprovechar su empuje al ser una voz opositora en el Congreso local para buscar competir por Morena. ¿Por qué? Porque considera que sólo con ellos tiene posibilidades, y como lo dijo una vez su ex jefe Ramiro Hernández, en campaña va “con todo”.

La renegada del priismo apostó todo su capital político en ser candidata de Morena, y aún no sabe si lo puede lograr. El fantasma de Alberto Uribe ronda, no se ha ido, porque, aunque dicen que se iría por una diputación federal plurinominal, nada es seguro y todo puede pasar. Esta semana podría ser de pesadilla para ella con tantos rumores, dimes y diretes, y con total incertidumbre.

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Movimiento Ciudadano (MC) cada vez parece más tricolor con sus métodos para elegir candidatos. Y esto, porque cada vez que anuncian sus candidaturas de unidad se les cree menos, y más cuando andan a la caza de cualquiera que pueda sumarles votos. Total, ayer se anunció que el ex diputado Joaquín Portilla sería candidato a diputado federal, también por unanimidad.

En tanto, anticipemos lo que era anticipable: el ex coordinador de los diputados federales de MC Tonatiuh Bravo se apunta hoy como precandidato a alcalde tapatío, y la legisladora local Mara Robles, también, dicen, por el mismo cargo. Los dos, of course, por Hagamos, el partido de udegeístas. Otros, como Natalia Juárez, van por una curul en esa mezcla abigarrada de PRI-PAN-PRD.

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jl/I