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Hasta que la dignidad se haga costumbre

Como académico comprometido con los derechos humanos estoy muy familiarizado con un lema de quienes hacen activismo en ese tema: “Hasta que la dignidad se haga costumbre”. Yo creía que tenía claras las implicaciones de ese lema y por eso lo he respaldado, pero como académico tiendo a dedicarme más a pensar que a acercarme a la vivencia de las cosas y hasta hace poco me di cuenta de que no había experimentado claramente las implicaciones de esa frase. 

Fue en el pasado diciembre cuando pude sentir esa lucha por la dignidad, cuando estuve acompañando a las mujeres de las organizaciones Por Amor a Ellxs y Colectivo Entre Cielo y Tierra, en su clausura simbólica del Congreso del Estado de Jalisco, como protesta porque no aprobaron el 18 de ese mes la Ley de Declaración Especial de Ausencia, la cual habían elaborado junto con una subcomisión legislativa que tenía el encargo de trabajar con ellas. 

Al acercarme a la puerta del Congreso, y contemplar la profunda serenidad con la que se manifestaban, enojadas, sí, pero al mismo tiempo serenas, porque tienen muy claro lo justo de sus demandas a nuestras autoridades, se me vino a la mente la frase que titula esta columna, y experimenté de una manera abrumadora la dignidad que todas esas mujeres irradiaban. No puedo describir del todo mi experiencia, sólo puedo decir que fue tan fuerte que sólo pude estar ahí, junto a ellas, sin poder decir o hacer algo por mi cuenta, por miedo a invadirlas. 

Y eso me hizo darme cuenta de qué lejos estamos de tratar a las personas con la dignidad que se merecen. Y no pude comprender por qué el bloque mayoritario en el Poder Legislativo de Jalisco, el cual preside el diputado Salvador Caro, no quiere brindarles algo tan simple como aprobar una ley que tendrá efectos inmediatos en el bienestar de las personas que están buscando a sus seres queridos desaparecidos, especialmente si tenemos en cuenta que hasta la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha respaldado la redacción propuesta, porque será una ley de vanguardia a nivel nacional. 

Ahora, ante tanta presión, y sin poder explicar el motivo del retraso de dos meses en aprobar una ley que ya está lista, y avalada por las personas que se beneficiarán directamente de su aplicación, porque quienes las asesoran les ayudaron a pulirla, junto con las tres diputadas integrantes de la subcomisión y las demás personas que participaron en las mesas de trabajo, la Junta de Coordinación Política del Congreso, en voz del diputado Caro, se comprometió a aprobarla el próximo 16 de febrero. 

Claro que hay motivos para desconfiar, puesto que ya varias veces han cambiado de parecer quienes toman las decisiones en el Congreso, sin rendir cuentas de los motivos por los que no la han querido aprobar. Y esa situación ofende la dignidad de todas las personas que, en este momento, y en el futuro, podrían beneficiarse de esa ley, porque hay que tomar en cuenta que Jalisco padece una de las tasas de incidencia en la desaparición de personas más altas de todo el país, y es algo de lo que ninguna persona está a salvo, porque la Fiscalía General de Jalisco no está haciendo su trabajo al respecto. 

Algunos teóricos afirman que los derechos humanos se construyen a partir de las acciones de resistencia en contra de las situaciones indignas, y creo que ese es el caso de las mujeres a las que aquí me refiero, quienes no están dispuestas a aceptar leyes inútiles, porque lo que está en juego es el bienestar de sus seres queridos desaparecidos, y de quienes de ellas y ellos dependen. 

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Twitter: @albayardo

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