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Indolencia ante la crisis forense

A principios de este año, El Diario NTR Guadalajara dio a conocer que la crisis en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses era más grave que en el gobierno anterior, incluso peor que en aquel momento en que un tráiler deambuló por la Zona Metropolitana de Guadalajara cargado de cuerpos sin identificar. La denuncia la hicieron médicos forenses, cansados por la falta de apoyo para sacar adelante el trabajo. 

Según relataron en ese momento, los cuerpos sin identificar empezaron acumularse nuevamente a raíz del cambio de gobierno, sin que las autoridades responsables se preocuparan por el tema. Lo único que fue diferente, con respecto a la administración anterior, fue que se marcó un mayor acercamiento con los familiares de desaparecidos y colectivos. 

Ese acercamiento, que fue coordinado por la secretaria de Planeación y Participación Ciudadana, Margarita Sierra, consistió en darles acceso a los diferentes espacios forenses o a la recuperación de cuerpos en fosas clandestinas. 

El problema fue que, al igual que en el gobierno anterior, no hubo resultados de fondo. Una vez más, las autoridades se aprovecharon de la terrible situación por la que atraviesan las familias de personas desaparecidas para administrar la crisis, sin resolverla. 

Los médicos forenses refirieron puntos clave para el caos que existe en Jalisco: no hay personal suficiente para realizar autopsias ante el incremento de la violencia y la aparición de fosas clandestinas, pues hay que recordar que el estado se ubica en los primeros lugares a escala nacional de entierros ilegales y de cuerpos hallados en estos sitios. 

La crisis aumenta por la falta de genetistas, por lo que las confrontas de información no son posibles, además que con el personal que hay en esta área es imposible hacer las pruebas necesarias en todos los restos óseos rescatados de las fosas para el posterior armado de cuerpos. 

Señalaron también que en la actual administración ha habido una resistencia para inhumar los cuerpos que ya tienen toda la información necesaria para una posible confronta, sin que haya una explicación, así que los fueron acumulando en las cámaras refrigerantes disponibles, hasta que éstas colapsaron. Una posible razón de esta decisión fue no enfrentarse con los colectivos. 

Pero la causa más importante de la crisis, afirman, es la falta de interés de la Fiscalía del Estado sobre la información que se genera en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para utilizarla como indicios en las carpetas de investigación. En estricto sentido, el personal forense realiza todas las pruebas para elaborar la ficha de identificación del cuerpo y ésta se almacena, como un tema aislado, como si no tuviera relación alguna con la violencia que aqueja al estado. 

La semana pasada familiares de personas desaparecidas, principalmente las que se han integrado a Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej), volvieron a realizar un plantón frente al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Se cansaron de no obtener respuestas, de los trámites que no terminan, de las identificaciones que no se concretan o, cuando por fin encuentran a su ser querido, de la imposibilidad de recobrar el cuerpo o parte del mismo. Porque a todas las omisiones anteriores hay que sumar la indolencia de quienes están al frente de la institución. 

La crisis forense volvió a rebasar al gobierno, como sucedió en la anterior administración o incluso peor, pues el número de cuerpos acumulados ha sido hasta de más del triple. Y lo más delicado es que no parece estar en la agenda de seguridad y, por lo tanto, no les preocupa encontrar una salida. 

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