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En puerta, más riesgos de contagios

El Plan Jalisco ante la pandemia 2021, que presentó el gobierno estatal y entró en vigor el sábado, aumenta los riesgos de contagios y muertes en la entidad. Las medidas anunciadas son las mismas o similares a las que hasta ahora se han impulsado para prevenir y contener el avance del coronavirus, sólo que en parte son más laxas, con menor transparencia de los resultados, sin indicadores públicos de monitoreo y evaluación, dejando caer el peso de los resultados en una inexistente o menguada consciencia individual y social. Es más de lo conocido, que podría generar repuntes y desgracias. Es un plan que, en el área económica, en tiempos electorales, es políticamente favorable a las autoridades. 

Por un lado, habrá apertura casi total de las actividades económicas, lo que es comprensible por lo que significan como sostén de las empresas y negocios, y de quienes ahí laboran. Sin embargo, en casi un año de la pandemia, en la mayoría de los establecimientos y espacios públicos ha privado la simulación del cumplimiento de las medidas sanitarias. Aunque se han sancionado cientos de locales y sitios, los protocolos no se cumplen o se hacen de manera parcial o inadecuada. 

Apenas se autorizó que reabrieran los bares, corredores y centro comerciales, plazas, tianguis, gimnasios y otros espacios públicos, empezaron a abarrotarse de personas, a pesar de las limitaciones de aforo, con pocos o nulos filtros y protocolos sanitarios, con escasa o nula disponibilidad de gel antibacterial y cubrebocas, entre otras disposiciones. Las aglomeraciones continuarán en numerosos lugares hasta incluso regresar a la vieja normalidad. Ni las autoridades tienen suficiente personal para supervisar ni los propietarios de sitios han estado con disposición de sumarse ni un amplio número de la población cumple su parte. 

Un ejemplo, de los muchos que pueden citarse de cómo responden desde el sector privado a las obligaciones, son los negocios de la zona del vestir, en la avenida Medrano. Ahí, cuando mucho duró un día el cumplimiento total de las medidas sanitarias. Se trata de un punto de Guadalajara con mucho riesgo de contagios por la intensa movilidad de vehículos y personas, que atrae consumidores y comerciantes de la zona metropolitana y de otros municipios. 

Esperar hasta el 15 de junio para una evaluación intermedia del plan; es decir, que transcurran cuatro meses, es un plazo largo. Esperanzarse a que lleguen las vacunas y aminore la pandemia resulta arriesgado a corto plazo, luego de las pocas disponibles, las tardanzas en su aplicación, el tamaño de la población, las dificultades de organización y las incongruencias al no aplicarlas prioritariamente al personal de salud que atiende directa o indirectamente a los contagiados. Positivo resultó prolongar el regreso a clases presenciales. 

Faltó que las autoridades estatales actuaran con atingencia y señalen qué harán con problemas graves como el acaparamiento, escasez y sobre precio de los tanques con oxígeno, o que ofrezcan información a tiempo, detallada, actualizada, precisa, disponible, transparente, del avance de la pandemia, que incluya desde los recursos que se han destinado hasta el personal médico enfermo o fallecido. La pandemia no debe ser pretexto para la opacidad. 

Apelar a la responsabilidad social para cumplir las medidas sanitarias poco ha funcionado. A miles de personas, familias y grupos no les importa sumarse al llamado a cuidarnos unos a otros. Se advierte con sólo salir a la calle o al asomarse a los cotidianos festejos en los hogares, que hacen caso omiso de cualquier exhortación a protegerse. ¿Acaso enfrentamos lo que algunos opinan con dura crudeza: que se mueran los que se deban morir? 

Twitter: @SergioRenedDios

jl/I