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Legislando y aprendiendo en conjunto

Nadie ignora todo, nadie sabe todo. Todos sabemos algo. Todos ignoramos algo. Por eso, siempre aprendemos 

Paulo Freire 

 

El gran pedagogo brasileño Paulo Freire reconocía que había aprendido mucho en su labor de alfabetización de adultos, porque se dio cuenta de que los campesinos con los que trabajaba no sabían leer ni escribir, pero sabían muchas cosas relacionadas con el cultivo de los alimentos y la forma de relacionarse con la naturaleza, que él, que era el maestro, ignoraba. 

A partir de esa toma de conciencia, Freire desarrolló una propuesta educativa en la que se busca un diálogo entre saberes, desde una relación más horizontal, en la que nadie tiene el monopolio del conocimiento, y menos el del conocimiento valioso. Por eso él criticaba la noción bancaria de la educación, en la que se pretende llenar el cerebro supuestamente vacío del educando con el saber del educador. 

Eso que Freire descubrió, lo podemos reconocer todas las personas, siempre y cuando seamos honestos con nosotros mismos, para poder reconocer lo que los demás nos enseñan, y lo que ellos aprenden al relacionarse con nosotros. 

En ese sentido, quiero reconocer que aprendí mucho al trabajar junto con las mujeres que forman parte de las colectivas de búsqueda de personas desaparecidas, así como de las organizaciones que las respaldaron, y también de quienes representaban a las instituciones del Estado, que participaron en la dictaminación de la iniciativa de la ley de declaración especial de ausencia por desaparición. 

Siendo honesto, quisiera haber podido aportar más a la discusión, sin embargo, los pocos momentos en los que pude participar me di cuenta de que las familias de las personas desaparecidas en nuestro Estado padecen de una enorme cantidad de problemas, que poco a poco han ido aprendiendo a superar, hasta donde les es posible; en ese sentido, son esas mujeres quienes más conocen del fenómeno de la desaparición de personas y sus consecuencias. 

Pero había aspectos que no tenían claro cómo resolver y por eso recurrieron a otras organizaciones, de defensa ciudadana de los derechos humanos, académicas e incluso internacionales, para poder entrar en diálogo con el Congreso de Jalisco para ayudar a sus integrantes a comprender el problema y para construir una solución conjunta. 

En ese sentido, también aprendí de las diputadas que conformaron la subcomisión legislativa que llevó a cabo la dictaminación de la iniciativa propuesta por el gobernador de Jalisco, así como del personal técnico que las auxilió, y de quienes representaban a las otras instituciones públicas involucradas en el tema, de sus formas de razonar para construir una herramienta jurídica que pueda contribuir realmente a resolver el problema. 

Y aunque no puedo hablar a nombre de las demás personas que participaron, me parece que en general la experiencia nos enriqueció a todos, porque todos reconocimos que no sabemos todo y por eso aprendimos de lo que sabían los demás, y al final se construyó una ley ejemplar a nivel nacional. 

Ahora bien, no soy ingenuo, y también aprendí, junto con las organizaciones y colectivas, que hay muchos intereses ocultos en juego y que por eso no se quería aprobar esa ley, que también están presionando para que no se apruebe otra ley que la complementa, la relativa a la desaparición de personas, cuyo dictamen ya fue avalado por las familias de las personas desaparecidas, la cual en este mismo mes de febrero debería quedar aprobada y promulgada. 

Además, habrá que exigir la emisión de los respectivos reglamentos de esas leyes, para que no sean letra muerta. 

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Twitter: @albayardo

jl/I