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Pemex hunde a México

El gobierno de la República acaba de celebrar el 83 aniversario de la expropiación petrolera. Un evento en el que año con año, el presidente en turno se viste de petrolero y suele anunciar grandes planes para la empresa o enormes descubrimientos. 

El presidente López Obrador está obsesionado con la producción de petróleo y con Pemex. Quizá se deba a que su origen tabasqueño, estado que no ha conocido otra fuente de prosperidad que no sea la generada por la actividad petrolera. 

AMLO quisiera lograr que Pemex fuera de nuevo lo que llegó a ser en los años 80: una empresa enorme, generadora de grandes cantidades de dinero para el gobierno y con un impacto económico gigante en las zonas que trabaja. 

Sin embargo, no será así. La producción de petróleo comenzó a declinar desde 2014, cuando el mayor yacimiento de petróleo, Cantarell, comenzó a agotarse. Hoy los “grandes descubrimientos” que anuncian no le llegan ni a 4 por ciento de lo que fue Cantarell. 

Desde 2014 han intentado mantener su producción sin éxito. No importa cuánto dinero se le haya invertido o cuánta deuda se haya pedido. La producción no ha dejado de caer. Hoy Pemex es, por mucho, la empresa petrolera más endeudada del mundo. Más de 100 mil millones de dólares. Sin considerar el monto del pasivo laboral, por pensiones, de otras decenas de millones dólares. 

Desde 2010 la empresa consentida del presidente presenta pérdidas económicas. En toda la década solo en 2012 la empresa tuvo utilidades. El resto de los años es un mar de números rojos. 

Si sumamos las pérdidas económicas desde 2010 a 2020 tenemos la impresionante cifra de 2.9 billones de pesos en pérdidas. Billones en castellano, es decir, millones de millones. Si el tamaño total de la economía del país era de 24 billones, significa que una década de pérdidas económicas de Pemex equivalen a 12 por ciento de toda la economía nacional. 

Casi la mitad de todo el gasto público federal para este año. Simplemente en los años de la actual administración del presidente López Obrador, las pérdidas de la petrolera suman 827 mil millones de pesos, casi la recaudación total de IVA para 2021 (978 mil millones de pesos). 

Mientras Peña Nieto intentó convertir a Pemex en una empresa mucho más pequeña, que se concentrara en las áreas en las que hacía todavía dinero, ahora López Obrador va en la dirección contraria: seguirá dándole dinero a Pemex a costa del presupuesto para invertir en proyectos de pobrísima rentabilidad, como la refinería de Dos Bocas. 

La cantidad de dinero perdida es impresionante y debe hacernos pensar si esa era la mejor forma de gastarse el poco dinero público que tiene el gobierno. ¿Cuánta obra pública, cuántas mejoras en escuelas, en hospitales, en caminos, en parques públicos no se hicieron por perderlo en Pemex? 

Los mexicanos pagamos de nuestro dinero para que siga operando un Pemex que en lugar de crear valor para los mexicanos, lo destruye. Pemex significa un juego de perder-perder para México y para los mexicanos. 

Twitter: @Israel_Macias

jl/I