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Dudas sobre los candidatos

Conforme se fueron conociendo los nombres de los candidatos a diputados federales o locales, presidentes municipales y gobernadores, resurgieron preguntas que pueden hacerse ciudadanos apartidistas. Son dudas acerca de quienes piden nuestra atención, voto y confianza. De quienes solicitan tachemos el 6 de junio el lugar en que aparecerá su nombre y aseguran que harán buen papel como representantes de un distrito, un municipio, un partido o un estado. 

Las abundantes dudas surgen de la historia conocida de actuales o anteriores personajes. Uso la palabra dudas, pero sería más preciso utilizar desconfianzas. Es tan largo el camino o historia de la decepción colectiva por la política tradicional, los partidos políticos y los gobernantes, que ese concepto muestra mejor la nula o escasa confianza en que harán un excelente papel. Los mexicanos merecemos representantes de primer nivel, pero no suele ser así en los de elección popular. Que hay excepciones, sí, pero pocas. Preciso algunos puntos o interrogantes: 

1. Perfil de los y las aspirantes. ¿Realmente tienen un perfil para el cargo que buscan? La preparación no solo es académica, de conocimientos, sino también de experiencia profesional e historia personal. Además, de vocación de servicio, convicciones democráticas, honorabilidad, capacidad de escuchar y para rectificar, carácter para enfrentar situaciones y otras características que se pueden enumerar. ¿Las tienen? He conocido decenas de diputados de bajísimo perfil, aprieta botones, interesados más por el poder y el cargo que por la gente. Las legislaturas de Jalisco y ayuntamientos metropolitanos tienen muchos ejemplos. Y eso puede extenderse a otros cargos, sean o no de elección popular. 

2. Programa de trabajo. ¿Conocen las problemáticas del espacio público que podrían representar? Pero no solo eso, ¿tienen alternativas viables, fundamentadas, revisadas con expertos y quienes las padecen? Decisiones públicas que afectan comunidades, pueblos, municipios, estados o el propio país han sido ocurrencias sin sustento, sin futuro. Prometen mucho en campañas, cumplen poco en el cargo. Personajes de la clase política tradicional, al hallarse en la cima de alguno de los micro o macro poderes públicos, consideran que ese estatus les otorga sabiduría y/o la razón. Que con el poder llega la inteligencia, pero no es así, les aseguro. 

3. La corrupción. Es impresionante el tamaño de la corrupción en el país. El Estado mexicano ha servido para enriquecer a políticos, empresarios y políticos/empresarios, para pagar favores de todo tipo, para servirse y permitir que otros se sirvan. La corrupción es el aceite que mueve los engranes de la política tradicional y coloca a pocos, de manera oprobiosa, encima de la población que padece pobreza. Miles de miles de millones de pesos circulan bajo el agua en ese lodazal. Con Carlos Salinas desmantelaron al Estado, corrompieron estructuras, hicieron millonarios negocios, obtuvieron enormes canonjías. En medio de esa podredumbre navegarán los candidatos que triunfen. El lodo los espera. ¿Pueden con eso? 

4. La absorción del sistema político y económico. Al ocupar un cargo es notable cómo en la mayoría de los casos ocurre un proceso de transformación de los candidatos y futuros funcionarios Se adaptan, avalan o se suman a ese complejo, inasible y seductor sistema que los atrapa y del cual resultan beneficiados. En un proceso perceptible para los ciudadanos, el otrora enérgico luchador social o combatiente de tales o cuales causas, acaba como una pieza más que cambia cosas para que todo siga igual o peor. La homeostasis, ¡vaya que es real! Los antes críticos del sistema son luego sus defensores y de los privilegios les da. ¿Pueden con esto? 

De ahí la desconfianza, poca o mucha, hacia quienes prometen llevarnos casi al paraíso de la vida pública. 

Twitter: @SergioRenedDios

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