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Congreso callado

La salida de más de la mitad de los legisladores para hacer campaña provocó que el Congreso local bajara su actividad y hasta pareciera que no tiene nada que decir, está muy callado.

En contraste, el estado ha vivido muchos problemas que afectan a todos y nadie desde el Poder Legislativo ha levando la voz para pedir la rendición de cuentas, explicaciones o para solicitar que se haga algo al respecto.

Afuera, en el mundo real, hay balaceras que no son normales, incendios que son provocados y que dañan el bosque, escasez de agua de semanas en muchas colonias, desaparecidos por tratar de vender su coche o porque salen en familia, y tantos problemas más donde los diputados locales se han mantenido al margen cuando dicen que son nuestros representantes.

En estos momentos, los aspirantes a legisladores o los que quieren repetir están tocando las puertas de las casas, visitando mercados o tianguis, reuniones con organizaciones civiles o empresariales y muchos lugares donde concurre la gente para pedirles el voto, para decirles que los quieren representar en el Poder Legislativo y hablar de sus problemas, incluso hay algunos que mencionan que quieren escucharlos, en vez de estarles hablando de propuestas. Pero, ¿de qué sirve todo eso?, si cuando llegan al cargo se quedan callados.

En muy pocas ocasiones los legisladores llevan a las sesiones de pleno o comisión los temas que le preocupan a la gente de su distrito o región, y si lo hacen sólo presentan exhortos, los cuales se les conoce como llamados a misa porque sólo va el que quiere, tienen escasa efectividad y suelen quedarse archivados.

La muestra más reciente de su desinterés social es el tema del desabasto de agua. Los legisladores citaron a los titulares del Siapa y la Segia para que explicaran el porqué de lo sucedido y los dejaron plantados aludiendo problemas de agenda. Se quedaron callados, con los brazos cruzados porque no les han puesto otra fecha para dar respuesta y tampoco quieren modificar la ley para que esas peticiones de comparecencia sean vinculantes, y mucho menos se les han exigido informes sobre la situación para poder encontrar una solución.

Se van los titulares y el Congreso se queda callado. Los suplentes están aprendiendo a ser diputados, y hasta el momento no ha habido ninguno que se anime a levantar la voz sobre un problema tan concreto. Siguen el guion que les han escrito sus antecesores y se apegan a él al pie de la letra, no vaya a ser que se salgan del mismo y los vean mal o quizás es temor a equivocarse por ser nuevos en el cargo.

En estos tiempos no se vale nadar de muertito o agachando la cabeza o diciendo “no pasa nada”. El Congreso debe estar activo siempre y más en proceso electoral porque es cuando las propuestas se deben contrapuntear para que el elector cuente con elementos para poder tener un voto razonado.

Hay varios diputados que quieren repetir en el cargo, y lamentablemente se confían en la marca de su partido para obtener el triunfo y se pegan a las campañas de los candidatos a alcaldes porque son los que traen las propuestas y los más visibles y con eso piensan que pueden ser votados.

A los diputados locales hay mucho que exigirles y lo primero es que mantengan una actitud proactiva responsable y sin subordinaciones cuando estén en la curul porque en este momento, además de representar a su partido le deben el voto a los ciudadanos que los eligieron, y por ellos deberían de luchar para que vivan mejor y que todos sus problemas, que hemos enumerado, se resuelvan lo más pronto posible, es decir, en la misma semana no más.

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JB