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Quinto Patio

La pandemia ya está controlada, declaró ayer el gobernador Enrique Alfaro Ramírez y, aunque reconoció su gabinete que los establecimientos nomás no respetan las restricciones, aprobaron en la Mesa de Salud el crecimiento en los aforos y ampliación en los horarios para los bares, casinos y restaurantes. Al cabo, si las aglomeraciones de las campañas no produjeron un repunte de casos, ¿por qué lo haría, vaya, ir a echarse una pizza con un whisky?

Eso sí, eso del compromiso de revisar que no haya brotes en las escuelas parece que quedó en puro cuento. El viernes el Colegio Cervantes de Zapopan notificó a los padres de familia que había dos niños con sospecha de Covid-19, y para ayer ni el gobernador ni su equipo tenían idea de qué pasaba; eso sí, como es costumbre, la culpa no es del gobierno que no está al pendiente de qué pasa en las escuelas, sino de los planteles que no dicen que enfrentan contagios o presuntos contagios, pues. La vieja táctica de echar la bolita a otra cancha…

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En un discurso que nos transportaba al estilo chimoltrufiano, el ex candidato del partido Morena a la presidencia de Guadalajara, Carlos Lomelí, salió ayer, primero, a confirmar que será oposición dentro del cabildo tapatío, perooooooo.... también, a puntualizar que no, que no perdió la elección porque le hicieron transa en los comicios.

Y sí, ya se resignó a ser regidor, pero luego advirtió que su partido podría impugnar la elección. Así, como dice una cosa, dice otra, pero se mantiene firme. Aun cuando la diferencia rebasa los 120 mil votos con relación al oficialmente ganador, Pablo Lemus, el morenista despotricó y aseguró que fue “una elección de Estado”. Por lo pronto, el Municipio tendrá cuatro ediles de Morena, entre ellos Lomelí. Avizoramos sesiones hot, hot, hot, del pleno del municipio tapatío.

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El Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrupción organizó ayer la primera mesa de análisis del caso A Toda Máquina, un programa por el que se licitó un contrato por más de 3 mil 600 millones de pesos. Y como se dijo ahí, la narrativa institucional es que cada instancia gubernamental hizo su chamba, sin que nadie resultara sancionado, pero en la narrativa ciudadana es un proceso desaseado e irregular, que deja frustración.

Y, en efecto, A Toda Máquina es un caso “paradigmático” de cómo a las irregularidades, a las movidas, a la falta de transparencia, a las mentiras dichas sin rubor y a las denuncias públicas de corrupción se les echa tierra en la administración estatal naranja con el apoyo de magistrados de un tribunal. Y aquí no pasa nada…

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Ahora la clase de historia no corrió a cargo del secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra, que se las avienta a capela con fechas y pormenores. El encargado de la disertación fue su tocayo, el gobernador Enrique Alfaro. Pero él sí se aventó toda la historia leída. Cuenta la leyenda que la historia de cómo desde Jalisco se sentaron las bases del federalismo es una anticipación del papel fundamental que el estado habrá de desempeñar ante los intentos tiránicos de doblegar a las entidades federadas. O algo así, bueno, es la interpretación del caudillo naranja, a semejanza de las hazañas de Pedro Celestino Negrete o de Prisciliano Sánchez.

“No le vamos a fallar a México, como jamás los jaliscienses lo han hecho”, fue la promesa del líder de emecé ante un séquito de funcionarios locales y alguno que otro de la Federación. Y a propósito de las clases de historia, nos lo imaginamos no como Mariano Otero (Krauze dixit), sino cual émulo parafraseador de Guadalupe Victoria: “Va mi rollo sobre el federalismo en prenda, y voy por él”... hasta Palacio Nacional.

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jl/I