INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

El impacto de una desaparición

Familiares de personas desaparecidas han muerto en los últimos años o han desarrollado graves enfermedades en medio de la búsqueda y la espera; cada vez nos llegan más noticias de madres y padres que fallecen sin encontrar a los suyos o que están en una etapa crítica de salud. Sin embargo, poco se ha sistematizado esta información y todavía es difícil encontrar estudios académicos que analicen a profundidad el caso mexicano.

La Comisión Nacional de Búsqueda registra más de 92 mil 452 personas desaparecidas o no localizadas. La cifra oficial, actualizada hasta el domingo 26 de septiembre, es una estadística que considera sólo los casos con denuncias; se sabe que no todas las familias llegan a un ministerio público y por este motivo los desaparecidos reales podrían ser muchísimos más.

Buscando información sobre el tema encontré la investigación de Monika Henderson, Peter Henderson y Carol Kiernan titulada Personas desaparecidas: incidencia, problemas e impactos, donde analizan las desapariciones en Australia y las consecuencias para sus seres queridos.

El informe de Monika, Peter y Carol es un documento hecho por encargo de la Unidad Nacional de Personas Desaparecidas de la Oficina Australiana de Inteligencia Criminal para conocer más sobre las razones por las que las personas desaparecen, las características de las personas desaparecidas y el impacto de su desaparición en la comunidad.

Cada año en Australia se denuncia la desaparición de aproximadamente 30 mil personas, una tasa de 1.55 por mil habitantes. A diferencia de México, más de 86 por ciento de personas desaparecidas son localizadas en menos de una semana. Según los datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, desde 1964 se han reportado como localizadas 59.42 por ciento del total de personas desaparecidas en México.

En su investigación sobre Australia, Monika, Peter y Carol calculan que en términos económicos las familias necesitan aproximadamente 2 mil 360 dólares australianos para costear una búsqueda que lleve de dos a cuatro semanas únicamente. Y si un dólar australiano equivale a unos 14.57 pesos mexicanos, hablamos de que un familiar que busca en México podría gastar más de 34 mil pesos en unas cuantas semanas.

Este estudio es del 2000 y en 21 años es muy probable que la cifra sea mucho mayor. Pero, aun así, si tomamos como base esos 2 mil 300 dólares y lo llevamos al caso mexicano multiplicando por al menos 92 mil desaparecidos, equivaldría a más de 211 millones 600 mil dólares australianos.

Madres, padres, hermanos, cónyuges o hijos pierden ingresos mientras buscan a los suyos, disminuyen sus jornadas laborales o dejan de trabajar y al mismo tiempo se acumulan gastos legales y gastos de salud.

Los problemas de salud más frecuentes son estrés, migrañas, falta de sueño, pérdida de apetito y peso, en algunos casos con cuadros tan graves que requirieron hospitalización.

Las autoras mencionan falta de concentración en la escuela, el trabajo y el cambio drástico para la dinámica familiar en cuestión de roles. La gente cercana a la persona desaparecida tiende a ausentarse desde una semana hasta meses, y cuando vuelven al trabajo la productividad no es la misma.

Un impacto más que señala el estudio es que todos estos males y problemas los llevan a generar tensiones con terceras personas.

Según el documento, en promedio 12 personas del entorno de la persona desaparecida se ven afectadas en salud, en dinero, en estado emocional y en calidad de vida. Por eso, concluyen, es fundamental un enfoque nacional para la búsqueda de personas desaparecidas, algo que, en México, por ahora, no está sucediendo.

[email protected]

jl/I