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Una lucha contra ocurrencias

La lucha de los habitantes de Temacapulín, Acasico y Palmarejo será, sin duda, un referente histórico. Durante los últimos cuatro gobiernos estatales y federales han resistido y se han mantenido firmes porque en el proyecto que se ha sostenido con el argumento de la urgencia de agua para la Zona Metropolitana de Guadalajara, ellos han sido invisibilizados. 

El proyecto ha estado plagado de errores y corrupción por parte de las autoridades, lo que a la larga llevó a que no pudiera completarse y solo tengamos una cortina, sin conexiones ni obras para su funcionamiento. 

La propuesta que presentaron este domingo los habitantes de los tres poblados busca en esencia que estos no se inunden pero que, además, en un futuro, ya sea por fenómenos naturales o por decisión de las autoridades, no se corra el riesgo de inundación. Para la definición han contado con el apoyo de técnicos que, además, han planteado que esta propuesta permita garantizar el agua para la región de los Altos, cuya importancia en la producción de alimentos para el país también se ha marcado como prioritaria. 

Para quienes defendían la cortina a 105 metros y la inundación de los tres poblados, entre quienes está el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, la propuesta es absurda y no resolverá el problema de escasez que vive la Zona Metropolitana de Guadalajara, en particular el millón de hogares que dicen carecen del servicio y que no han clarificado dónde están. 

A lo largo de los últimos años, los defensores de la presa han sostenido la importancia del interés de la mayoría a costa del sacrificio de unos cuantos, así como la solución mágica que esta obra representaría para la capital del estado, municipios de los Altos y la ciudad de León, Guanajuato. 

El gobernador puso en duda la viabilidad técnica de la propuesta que se presentó el domingo pasado, como si lo hecho desde los gobiernos federal y estatal en los últimos años tuviera sentido. 

Nada más hay que recordar que el proyecto de la Presa El Zapotillo, que debía abastecer a la Zona Metropolitana de Guadalajara, municipios de los Altos y a la ciudad de León, Guanajuato, solo tenía prevista la conexión y distribución en León. Vía transparencia, en diferentes momentos la Comisión Nacional del Agua admitió que hacia los Altos solo estaban previstos los puntos de conexión, mas no la infraestructura para llegar a cada demarcación. 

En cuanto a la Zona Metropolitana de Guadalajara, ni siquiera se previó algún proyecto y solo después se mencionó como alternativa conectar con la presa derivadora de El Purgatorio. 

Además, el acueducto que llevaría el agua de la presa a León resultó también una ocurrencia definida en un escritorio, pues fracasó en el intento de liberar los derechos de vía. El trazo pasaba por propiedades ejidales, comunales y privadas, sin prever la expropiación, así como por instalaciones hidráulicas, ductos de combustible o derechos de vía de la autopista. En estos últimos casos, las respectivas autoridades negaron la autorización, explicando la inseguridad que representaba. 

El desenlace fue que no se puso ni un metro del acueducto. 

Los especialistas en temas de agua que han acompañado en los últimos años tanto a los habitantes de los poblados como a los productores de los Altos ayudaron a diseñar la propuesta que se planteó este domingo al presidente López Obrador. Son quienes conocen la zona, el comportamiento de la cuenca y las necesidades que realmente hay para cada una de las partes. Tal vez lo que extraña a las autoridades estatales es que no sean esos asesores que cobran en millones de pesos por decirles lo que quieren escuchar. 

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jl/I