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Alfaro el grandioso

El poder y el dinero. ¿Qué diría Cioran de alguien que persigue el poder y el dinero por sí mismos? ¿Qué diría de los políticos jaliscienses que presumen e inauguran obras a medias en un afán por afianzar y concentrar riquezas y control sobre la sociedad? 

Recurro a Cioran cuando algo me causa pesar y desesperanza porque él las vivió en su pensamiento permanentemente y me identifico con lo desgarrante de sus palabras. A diferencia de algunas personas que ven una pesadumbre triste en ese palabrista que rehusaba a llamarse filósofo o literato, yo veo en él un humor ágil y mordaz dispuesto a desmenuzarlo todo, a derrumbar la razón de la que nos ufanamos y que quede el puro absurdo, pero con gracia. 

Y me causa enojo y desencanto que los gobernantes se jacten de sus actos y quieran aparentar una grandeza moral que les queda guanga. Pero no encuentro algo que Cioran haya escrito específicamente acerca de ellos. Quizás porque no vivió en México y porque no le interesó la historia de un país tan propenso a la exageración y a pretensiones de grandeza y de progreso. Algún erudito en Cioran podrá iluminarme si hay algún pasaje en su obra al respecto o si algo se puede inferir en ella. 

En Jalisco nos encanta dejar las cosas a medias. O así lo creen quienes detentan el poder y el dinero. Ahí está nada menos que el MacroPeriférico. El nombre le queda sobrado, eso de Macro, igual que el proyecto original del Macrobús de la calzada Independencia. Escribió Jorge Ibargüengoitia, escritor hilarante en una prosa muy distinta a la de Cioran, que en Cuévano confundían lo grandote con lo grandioso. Y quizás también aplica en Guadalajara, donde el Macro no llega de la calzada para allá y, aun así, el gobernador y sus secuaces se vanaglorian de su faraonismo rastrero. 

Tantos proyectos que en Jalisco se han quedado truncos en esa tradición macrolizadora, como lo que hasta ahorita ha pasado con la línea 4 del Tren Ligero, que llevan anunciando desde hace años, en el que, por cierto, inauguraron la Línea 3 años antes de su entrada en operaciones para no perder la costumbre de las cosas a medias. Desde que Alfaro gobernaba en Tlajomulco se proponía ese proyecto de una línea del Tren Ligero que llegara hasta allá, pero hasta ahora nada más no se le ha cumplido. 

En materia de transporte público también se llegó a proyectar el Sitren en lo que alargaban la Línea 2 por avenida Vallarta hasta la salida de Guadalajara, pero así se quedó. Hace 10 años existía el Búho Nocturno, un sistema de transporte público con unas cuantas rutas en la noche y que poco después fue cancelado. 

La Ciudad Judicial, que desde su inauguración estaba desvencijada, es otro proyecto que se ha quedado permanentemente a medias porque no termina de cuajar. Qué decir de los grandototes Arcos del Milenio, que ya son parte del paisaje típico tapatío como una oda a la inconclusión. El Museo Guggenheim de la barranca, que fue un aborto temprano. Por parte de la iniciativa privada, la famosa Torrena, que aspiraba a una idea casi babilónica y se quedó en los cimientos. 

Cioran probablemente simpatizaría con la sumisión de las personas del oriente de la ciudad, que han terminado por aceptar que se les relegue. Solamente algunas personas realizan protestas para exigir que se les tome en cuenta, pero la mano dura del gobierno de inmediato las reprime, como el sábado en la inauguración del Macro. 

Quizás Cioran sentiría compasión por los poderosos y adinerados que nunca encontrarán el regocijo de abandonarse al absurdo y a la nada. Quizás coincidiría con Ibargüengoitia en mofarse de Alfaro al creerse grandioso. 

Twitter: @levario_j

jl/I