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Zonas de guerra

Hay zonas de México en que se viven situaciones de guerra, al menos por momentos. No se trata, por supuesto, de una situación generalizada y sería un despropósito afirmar que el país está en guerra. Pero también sería falso decir que vivimos en paz. Hay regiones en que la población civil sufre reiteradamente los estragos de los enfrentamientos y donde la institucionalidad del Estado se encuentra muy debilitada.

Una de las definiciones de guerra del Diccionario de la Real Academia es “Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación”. En México numerosos bandos se enfrentan desde hace años.

Los combates armados se suceden en múltiples lugares del país. Aunque no son generalizados, tampoco se concentran en una región específica. No se trata de un conflicto focalizado, sino que se extiende por varios estados.

Si antes eran balaceras puntuales, en los últimos meses algunos combates se han extendido por horas y pueden suceder al mismo tiempo en varios puntos de una misma población. Usualmente la mayor parte de los hechos violentos son cometidos por pequeños comandos. Sin embargo, en algunos lugares actúan nutridos contingentes. Caravanas de decenas de vehículos participan en los hechos y han llegado a tomar, aunque sea por momentos, el control de poblaciones.

Los grupos criminales solían actuar de manera clandestina. Hoy ostentan logotipos en sus vehículos y uniformes. En algunos lugares circulan a plena luz del día presumiendo su armamento que es cada día más sofisticado. Hay enfrentamientos en que se utilizan vehículos artillados y blindados, aunque sean hechizos, y drones.

Una de las caras más visibles de la guerra son los muertos. A partir de que el ex presidente Felipe Calderón declarara la guerra al narcotráfico y hasta noviembre del año pasado la cifra de homicidios superaba los 175 mil, la mayor parte de ellos se registró durante los últimos años. Estas cifras incluyen todos los asesinatos, no sólo los relacionados con el enfrentamiento de grupos criminales. El promedio de homicidios intencionales en el país durante el año pasado fue de 95 cada día.

Otra de las características de las guerras es que los grupos en conflicto controlan territorios. Esto ocurre aquí. Emblemático es el caso de los municipios de la tierra caliente de Michoacán, que durante meses estuvieron bajo el mando de narcotraficantes. Recientemente las fuerzas gubernamentales comenzaron a retomar estas zonas.

Es característica de la guerra que cuando alguno de los bandos controla un territorio roba propiedades, saquea y establece sus propias autoridades, sistemas de “justicia” y cobro de impuestos. Eso pasa en algunas zonas.

Los civiles desplazados de sus poblaciones son otra de las consecuencias de la guerra. La gente se ve forzada a abandonar sus viviendas para sobrevivir. De acuerdo con el Inegi, entre marzo de 2015 y marzo de 2020, 251 mil 513 personas cambiaron su lugar de residencia debido a la violencia. La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos señala que “entre 2020 y 2021 se cuadruplicó el número de personas desplazadas, al pasar de 9 mil 740 a 44 mil 869”.

La guerra también destruye unidades productivas y campos de cultivo. Es una tristeza conocer los reportajes sobre huertas de limón en Michoacán completamente secas. En diversas ciudades cierran talleres y comercios de todo tipo.

Los bandos de una guerra recurren a las levas. Obligan a jóvenes a sumarse a sus fuerzas. Mujeres jóvenes son raptadas y violadas. Y eso también sucede aquí. En las guerras mueren periodistas. México es hoy uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Por ello no es exagerado afirmar que hay lugares de nuestra nación que sufren las consecuencias de una guerra.

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