INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

¿Por qué irle a un equipo?

La versión de que la brutal golpiza en el Estadio Corregidora se debió a la rivalidad que ya había entre dos criminales es de poner los pelos de punta. Un aspecto más en la vida social que controla el crimen organizado.

Las barras de futbol, sinceramente, no tienen nada positivo. En países como Reino Unido o Argentina la afición de futbol ha protagonizado matanzas y disputas a muerte dentro y fuera de los estadios que han tardado años en apaciguar.

¿Por qué alguien le va a un equipo? Una cosa es la afición y otra el fanatismo. Pero los intereses comerciales de las empresas de futbol parecen más proclives a favorecer el fanatismo que una sana convivencia con motivo del deporte.

Y es que finalmente los equipos de futbol son empresas y los futbolistas, ídolos exaltados mediante la mercadotecnia. El apoyo a un equipo de futbol es en gran medida parte de un anhelo gregario de formar parte de una colectividad que se identifica con valores similares. Pero de ninguna manera los clubes de futbol representan intereses humanos más allá de lo económico. En cambio, explotan ese deseo de identidad. Hay personas que reaccionan de manera violenta a cualquier confrontación con un grupo rival y hay otras que los manipulan para su conveniencia.

Cuando era niño vivía en Pachuca y todos le iban a los Tuzos o al Cruz Azul, algunos a las Chivas. Yo no sé por qué, pero me identifiqué como aficionado del América. No duré mucho, acaso la primaria, pero desde entonces me llamó mucho la atención cómo se dividían los grupos de aficionados dependiendo de sus preferencias. Yo, la verdad, era un mal aficionado. Una sola vez fui al Estadio Azteca y no fue para ver un partido, sino un entrenamiento. Después dejó de interesarme el futbol como espectáculo, pero siempre he tenido esa inquietud de entender qué motiva a una persona a identificarse tan profundamente con una empresa deportiva que nunca hará nada por ella y que no tiene una continuidad ideológica, una mística, ni los mismos jugadores permanecerán para siempre en el club, ni el entrenador. Cada equipo de futbol tiene elementos muy endebles para conformar una identidad, más allá de los intereses comerciales.

Que un grupo criminal apoye a cierto club de futbol tiene que ver con intereses económicos y con un reforzamiento de la identidad, ser parte de un mismo grupo, probablemente también tiene que ver con las preferencias y gustos del líder, pero debe haber intereses económicos de por medio.

Ese punto de convergencia de distintos intereses económicos en antagonismo con los de otro grupo es un peligro con el potencial siempre de explotar, y más si no hay un control por parte de las autoridades administrativas ni por parte de los organizadores de los torneos o de las empresas que conforman los clubes de futbol.

No estoy en contra del futbol, pero sí en contra de cualquier tipo de fanatismo, ya sea deportivo, nacionalista, religioso, artístico. El fanatismo lleva necesariamente a la violencia en su grado más avanzado, y hay pocos mecanismos para evitar la escalada a ese grado final de confrontación entre distintas identidades. Dicen los eslogan que “el futbol nos une”, pero no lo creo. Ante una normalización de la violencia por las altas tasas de criminalidad que existen en México, hay un riesgo perenne de que esa violencia permee en otros ámbitos de la vida y que en el contexto del futbol caiga en actos de barbarie, como los que conmocionaron a todo México este sábado por la noche.

Definitivamente, como han solicitado muchos aficionados, se debería suspender por completo la liga hasta que haya elementos ciertos para suponer que ninguna barra incurrirá en actos violentos.

@levario_j 

JB